Los
humanos, con una soberbia inaudita, se consideran los amos del planeta en el
que nacieron. ¡Yerran! La Tierra fue, es y será fundamentalmente bacteriana. Aporto
unos datos para deshacer el equívoco: durante el ochenta por ciento de la
existencia de nuestro planeta las bacterias han vivido en él, no sucede lo
mismo con los animales, -no olvidemos que los humanos también somos animales-,
que sólo llevan viviendo en la Tierra menos del quince por ciento de su
existencia. Las cantidades de seres vivos nos proporcionan otro argumento: en
la actualidad, hay mucha más materia viva en forma de bacterias que en forma de
animales y plantas juntos: concretamente, tres de cada cuatro kilos de biomasa
se halla en las bacterias.
Las bacterias son diminutas máquinas
químicas muy elaboradas, que toman energía de alta calidad del ambiente y
devuelven energía de baja calidad; no sólo eso, muchas de ellas captan la luz
solar, para convertir el dióxido de carbono y el agua en productos ricos en
energía de alta calidad. Simples, cambiantes, con facultad para sustituir sus
partes componentes y con una capacidad de adaptación máxima, no puede
extrañarnos que el primer ser vivo terrestre fuese una bacteria. Dos
observaciones nos permiten acotar la fecha de la aparición de la primera: los
paleontólogos encontraron restos bacterianos en rocas de edades cercanas a hace
tres mil quinientos millones de años; y sabemos que cuatrocientos millones antes
se produjo un violento bombardeo de meteoritos que esterilizó el planeta. El autor confiesa su satisfacción cuando supo que al primer
ser vivo que holló la Tierra en fechas tan lejanas se le bautizó con el bello
nombre español de Lucas (a fuer de sincero, reconozco que la s terminal es un
complemento que he añadido para que resulte eufónico el nombre obtenido con las
iniciales Last Universal Cellular Ancestor).
Ya
creemos saber, aproximadamente, cuando apareció Lucas, pero ¿cómo era? Los
biólogos han estudiado las bacterias existentes y tratado de hallar el mínimo
común a todas ellas; porque suponen que así sería la bacteria primigenia de la
que descendieron todas las demás; y una vez efectuado el estudio teórico
hallaron que Lucas debía contar con quinientos setenta y dos genes escogidos
para vivir. Sólo falta construirla en un laboratorio. ¡Esperamos darle la
bienvenida dentro de no mucho tiempo!
Acabo
con una pregunta insidiosa, ¿será benéfica Lucas?, ¿será letal?
1 comentario:
Estimado amigo
No desdeñes trabajar con bacterias. Es posible (no oso decir probable) que Francisco Martínez Mojica (un profesor español de Microbiología) reciba un merecido premio Nobel por el trabajo que hizo con ellas.
Cordialmente
Epi
Publicar un comentario