El
jardín es un jardín para sentir nostalgia. Al lado del gracioso almendro, crece
el ciprés solemne, tras los recortados bojes, florecen las paganas rosas,
frente al mirto perenne, palidece la montaraz madreselva. El escritor posa la
vista en los rododendros y, sin poderlo evitar, se le llena la mente de tiernos
recuerdos. Disipada la melancolía, la implacable razón vuelve a ponerse en
marcha y me interrogo por la causa del color que me rodea; y no es otra que un
pigmento vegetal: la clorofila, molécula singular que contiene un átomo de magnesio
emparedado en su interior, y de este poco valorado metal hay mucho que hablar.
El
magnesio es un elemento químico esencial para nosotros, después del sodio,
calcio y potasio es el cuarto metal más abundante de nuestro organismo; además de formar parte de los huesos –ahí se almacena
algo más de la mitad-, interviene en más de trescientas reacciones químicas que
mantienen el funcionamiento normal del cuerpo: concretamente, el magnesio participa
en la síntesis de proteínas, del ADN y del ARN, en la transmisión de los
impulsos nerviosos, en la contracción y relajación de músculos (sin olvidar el
músculo cardíaco), en el transporte del oxígeno a las células y en el
metabolismo de la energía.
Todos nosotros necesitamos ingerir
trescientos miligramos diarios de magnesio para reponer el perdido y mantener
aproximadamente constantes los veinticinco gramos que contiene el cuerpo. ¿Que
el erudito lector quiere saber los alimentos que contienen más magnesio? Los
expertos de la Universidad de Harvard han identificado que la cebada, las
espinacas, las pipas de calabaza, la harina de maíz, las alubias, la remolacha,
las almendras y el arroz integral se encuentran entre los diez alimentos con
más cantidad de este beneficioso metal; en resumen, las mejores fuentes son los
frutos secos, los cereales, las legumbres y las verduras. Sí, la mayoría de
nosotros obtenemos cantidades abundantes de este esencial metal en una dieta
equilibrada, pero a veces, cuando alguien necesita
mucho, porque se encuentra estresado, o es alcohólico, o absorbe poco debido a algunas
enfermedades o a ciertos medicamentos, se produce insuficiencia. ¿Sus síntomas?
Debilidad muscular, somnolencia, irritabilidad, fatiga, en algún caso contracción
involuntaria de los párpados. Preocúpese el sujeto de obtener, entonces, dosis
suplementarias. En cualquier caso, el médico especialista suele recetar este
metal para tratar el estrés.