sábado, 15 de febrero de 2025

Metalicidad estelar


Atribuir dos significados a una misma palabra puede confundir al más versado de los lectores. Analicemos el significado de un término que, a priori, nos parece diáfano: metal. Los astrónomos usan el término metal para incluir a todos los elementos químicos diferentes del hidrógeno y helio, sean metales o no lo sean; un uso distinto al que le dan los químicos y profanos. Los astrónomos aseguran que estrellas con abundante carbono y el oxígeno -que nadie calificaría de metales- son ricas en metales. ¿Por qué lo hacen? Porque el noventa y ocho por ciento de la materia del universo es hidrógeno y helio; reservan el término metal para el dos por ciento restante.
Ateniéndose a la metalicidad los astrónomos han hallado dos poblaciones de estrellas en el universo, la población I, abundante en metales, a la que pertenece el Sol (cuya composición en masa de hidrógeno, helio y metales es setenta, veintiocho y dos por ciento, respectivamente) y la población II escasa en metales. Los astrónomos sospechan la existencia de una población III de estrellas (que no han observado) cuya metalicidad sea cero; se trataría de las primeras estrellas formadas en el cosmos; porque el hidrógeno y helio fueron los únicos elementos presentes en el espacio durante los primeros millones de años tras el Big-Bang. Deducimos que las primeras estrellas formadas con el gas primigenio (que contenía el setenta y cinco por ciento de hidrógeno y el veinticinco por ciento de helio), previa fusión del hidrógeno y del helio en su núcleo, formarían, también por fusión, átomos de carbono, oxígeno, silicio e hierro; átomos que los vientos solares y las explosiones supernovas esparcirían al medio interestelar; enriqueciéndolo en metales y proporcionando materia para el nacimiento de posteriores generaciones de estrellas. Sospechamos que estas primeras estrellas fueron muy masivas y luminosas; por lo tanto, su tiempo de vida sería muy corto. Deducimos de lo anterior que el medio interestelar del universo joven tenía una metalicidad menor que el actual y, en consecuencia, las generaciones de estrellas viejas tienen metalicidades menores que las generaciones jóvenes. Cabe colegir de todo ello que las estrellas pobres en metales, observables hoy en día, conservan información sobre la composición química del gas que las originó; entendemos que el interés de su estudio es máximo porque nos proporcionan información sobre el Universo primigenio, las primeras estrellas que brillaron en él y las galaxias que lo habitaron.

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