sábado, 21 de diciembre de 2024

El agua de la lluvia ya no es potable


Hasta el año 1899 ningún ojo humano vio al elemento flúor, un asesino implacable. La historia comienza hace más de tres siglos cuando un vidriero alemán observó que, cuando vertía ácidos fuertes sobre un mineral (que después llamarían fluorita), se desprendía vapor que empeñaba sus lentes. Concienzudas investigaciones demostraron que el vapor contenía un nuevo elemento, el flúor, tan reactivo -es el campeón de la reactividad- que costó la salud de los numerosos químicos que intentaron aislarlo. Fernando Moissan, después de sufrir varios envenenamientos, consiguió su aislamiento en 1899: lo premiaron con el Nobel de química, pero murió a los cuarenta y cuatro años.
Abandonamos al elemento homicida de químicos, para fijarnos en algunos de sus compuestos, concretamente en las sustancias perfluoralquiladas y polifluoralquiladas (llamadas PFAS), creadas por la humanidad y esparcidas por el planeta. Sospechamos que la contaminación ambiental por tales sustancias tiene un límite en la Tierra y que el límite se ha superado. La hipótesis se ha probado comparando los niveles de cuatro ácidos perfluoralquilados (PFAA) seleccionados (PFOS, PFOA, PFHxS y PFNA) en varios ambientes (agua de la lluvia, suelos y aguas superficiales) con los límites máximos; límites que han disminuido debido a nuevos conocimientos sobre su toxicidad. Los expertos han concluido: 1º que los niveles de PFOA y PFOS en el agua de lluvia a menudo exceden los límites sanitarios para el agua potable establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA) y que la suma de los cuatro ácidos en el agua de lluvia suele superar los valores límite daneses para el agua potable; 2º que los niveles de PFOS en el agua de lluvia suelen estar por encima del límite que marca la calidad ambiental para aguas superficiales interiores de la Unión Europea; y 3º que los suelos del mundo están contaminados, a menudo por encima de los límites propuestos por los holandeses. Además, los cuatro ácidos perfluoralquilados se han propagado en la atmósfera y son poco reversibles debido tanto a su alta persistencia (les ha valido el sobrenombre de sustancias químicas eternas) como a su capacidad para participar en procesos cíclicos naturales. Por si fuera poco el perjuicio las PFAS se han asociado con daños a la salud, incluido el cáncer, dificultades de aprendizaje y alteraciones en la conducta infantil, infertilidad y complicaciones del embarazo, aumento del colesterol y disfunciones del sistema inmunológico.

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