sábado, 25 de mayo de 2024

Repollo e indol-3-carbinol


Califico a Marco Porcio Catón “El viejo” (234-149 a. de C.) como uno de los personajes más antipáticos de la antigua Roma. Expongo las razones que me conducen a emitir tal juicio. Dirigió y ganó una guerra contra los íberos sublevados con una falta de clemencia y dureza extremas. En cuestiones de moral y ética públicas, más que repetable conservador, era un reaccionario que alardeaba de no haber leído la literatura griega hasta la vejez. Convencido belicista, promovió entre sus compatriotas la necesidad de iniciar una guerra para destruir Cartago: durante cualquier intervención pública clamaba: “Por lo demás, opino que Cartago debe ser destruida”. A pesar de mi antipatía hacia el personaje recuerdo con agrado uno de sus comentarios: los romanos prescindieron de los médicos durante siglos porque consumían berzas: y resulta que a mí también me deleitan las coles, repollos y coliflores. Tales plantas crucíferas, del género Brassica, contienen glucobrasicina, un compuesto químico que, al descomponerse, da indol-3-carbinol (I3C) que, por sus virtudes, merece un comentario especial. Antes de continuar con la disertación, y para evitar que el cauto lector extraiga consecuencias equivocadas, debo aclarar que la investigación sobre el indol-3-carbinol se ha realizado con animales de laboratorio que, aunque nos proporcionan una buena idea de lo que ocurre en el cuerpo humano, no nos permite extraer conclusiones definitivas.
Una dieta abundante en indol-3-carbinol previene la inflamación intestinal y, en consecuencia, el cáncer de colon a ratones, debido a que activa una proteína (su nombre, receptor de hidrocarburo de arilo, no importa); tal proteína ejerce, por lo menos, dos funciones: activa las células inmunitarias que nos protegen de las inflamaciones intestinales y contribuye a la reparación de las células intestinales dañadas; sin tal receptor las células intestinales no lograrían especializarse en la absorción de nutrientes y en la generación del moco protector; en cambio, se dividirían sin control, lo cual conduce al cáncer. El I3C también provoca un aumento de las bacterias beneficiosas (productoras de butirato) presentes en el tubo digestivo, lo cual mejora la colitis, una enfermedad inflamatoria intestinal; en resumen, el I3C nos ayuda a mantener la salud del intestino. Un último beneficio nos resta por mencionar: el consumo de indol-3-carbinol, debido a su capacidad para inhibir los genes dependientes de los estrógenos, atenúa el riesgo del cáncer de mama o de próstata.
¡Disfrute el sibarita lector de tan deliciosos manjares!

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