sábado, 22 de abril de 2023

Perejil y paracetamol


Con el perejil (Petroselinum crispum) y sus compañeros inseparables el ajo y el aceite de oliva se elabora la popular salsa al ajillo, con la que se preparan exquisitas carnes y pescados. El perejil es una hierba aromática de la región mediterránea y uno de los condimentos más populares de la gastronomía; cultivada desde hace tres mil años, la planta se ha extendido por todo el mundo. Además de tener abundantes cantidades de vitaminas C, A y E, lo que vuelve innecesario ensalzar sus beneficios sobre la salud, el perejil es un eficaz diurético: aumenta la cantidad de orina que excretamos debido a su acción estimulante sobre una enzima renal (la bomba de sodio potasio). Sus hojas contienen flavonoides, que son buenos antioxidantes, como la luteolina, útil agente para la prevención de la inflamación y como la apigenina, que también es un potente inhibidor del enzima citocromo P450, quien neutraliza los tóxicos y las moléculas extrañas (xenobióticos) que penetran en el cuerpo. El perejil también tiene apiol, un bactericida y fungicida, además de abortivo que, en dosis altas, daña al hígado y a los riñones; y miristicina que induce el suicidio (la apoptosis) celular, esta neurotoxina, alucinógena en dosis mayores que las culinarias (¡quién lo iba a pensar!), se ha demostrado que inhibe al enzima monoamino oxidasa (MAO) en el cerebro de las ratas, lo que nos induce a pensar en su posible utilidad como antidepresivo.
El escritor pensaba que el paracetamol, el analgésico (supresor del dolor) más consumido en Europa y el fármaco más vendido en España, no debería tener relación alguna con el condimento antes mencionado: erraba. Unos investigadores provocaron una intoxicación hepática con el paracetamol en un grupo de ratas; comprobaron que la adicción de perejil a la comida había impedido la intoxicación del hígado. Deducimos de tal prueba el posible efecto del perejil como protector hepático. El experimento ilumina al caviloso escritor, que ya entiende que el paracetamol sea el primer agente causal de hepatitis agudas en los EE.UU. Cabe hacer una aclaración que, espero, tranquilice a los millones de consumidores del popular analgésico; la toxicidad hepática del paracetamol se debe a la sobredosis del medicamento. También hago una llamada de atención a quien recolecta las plantas en el campo: sea precavido al recoger el perejil silvestre debido a su parecido con la mortal cicuta (Conium maculatum) -y plantas similares venenosas-, cuyo nombre vulgar, perejil de tontos ya resulta significativo.

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