Moléculas como el eugenol, la miristicina y el safrol nada dirán a la mayoría del público; sin embargo, las plantas que las contienen han influido sobremanera en la historia. A la primera debe el clavo de olor sus efectos y las dos siguientes proporcionan a la nuez moscada sus propiedades. Ambos, clavo y nuez moscada, son especias, uno de los productos más caros de la economía de los siglos XV y XVI, porque tenían gran valor como condimento y se usaban también como medicinas o perfumes, incluso algunas se empleaban como conservante. Debido a sus aromas, alimentos insípidos o desagradables pasaban a ser sabrosos; y no desdeño su capacidad para enmascarar el sabor de peces, aves y mamíferos que, sin la posibilidad de conservarlos con frío, como en la actualidad, fermentan o se pudren y toman rápidamente sabores y olores desagradables. Las flores del árbol del clavo (Syzygium aromaticum) no sólo se usan como especia culinaria, sino también como aromatizante y analgésico para el dolor de muelas; pero deben manejarse con extremo cuidado porque incluso con pequeñas cantidades resulta fácil tomar una sobredosis tóxica. Del fruto del árbol Myristica se extrae la nuez moscada, una especia extremadamente valiosa y de amplio uso gastronómico que tampoco debe consumirse en cantidades excesivas porque, en tal caso, aparecen efectos tóxicos: sensaciones relajantes o alucinógenas, parecidas a las del cannabis, mareo, sueño, confusión, náuseas y, en algunos casos, son posibles cuadros psicóticos; además, su consumo crónico daña al hígado.
¿Dónde se producían?, se preguntará el lector curioso. Intrépidos viajeros transportaban las especias demandadas por los europeos desde China, India e Islas de las Especias. Estas últimas, conocidas hoy por Molucas, son un numeroso conjunto de islas indonesias, situadas entre las Célebes y Nueva Guinea, y única región del mundo donde, durante los siglos XV y XVI, se producían la nuez moscada y el clavo. En el año 1453 los turcos se apoderaron de Constantinopla (hoy, Estambul); le siguió la casi desaparición del comercio con oriente y el encarecimiento desmesurado de las especias en Europa. La búsqueda de una ruta alternativa hacia China, India e islas de las Especies se convirtió en una tarea prioritaria para los marinos europeos; ese fue el objetivo de Cristobal Colón cuando partió del puerto de Palos y puso proa al poniente. Y esa es la importancia histórica de las especias y de las moléculas específicas que contienen.
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