Las estrellas, el Sol también, no están quietas como creen algunos profanos, además de desplazarse en la Vía Láctea, rotan. Sí, erudito lector, giran en torno a su eje. Una rotación que causa una fuerza centrífuga en dirección perpendicular al eje de giro; en el polo dicha fuerza es nula, no sucede así en el ecuador, donde la fuerza centrífuga alcanza su máximo valor. La acción de la fuerza tiene consecuencias observables: la estrella se abulta a lo largo del ecuador y la esfera original se convierte en un esferoide: la estrella Regulus A (alfa A de la constelación Leo) constituye un caso extremo de protuberancia pues su radio ecuatorial sobrepasa al polar un treinta y dos por ciento. Y disponemos de datos para certificar el fenómeno: la velocidad de rotación en el ecuador de esta estrella singular es trescientos diecisiete kilómetros cada segundo, que equivale al ochenta y seis por ciento de la velocidad a la cual la estrella se desintegraría; sí, desintegración, que ocurre cuando la fuerza centrífuga sobrepasa la atracción de la fuerza gravitatoria.
En el zoológico estelar de nuestra galaxia hay estrellas cuyas velocidades de rotación son altísimas, entre doscientos cincuenta y quinientos kilómetros cada segundo. Compare el profano lector esa cifra con los dos kilómetros cada segundo que se miden en el Sol. El astuto lector ya ha adivinado que tales velocidades extremas provocan que la estrella pierda masa por su ecuador, con la consecuente formación de un disco a su alrededor. La rotación rápida es la característica propia que los astrónomos atribuyen a las estrellas calificadas como Be, así nombradas por el tipo de luz que emiten; su singularidad consiste en que la luz no proviene de la estrella, sino del disco circunestelar originado por la pérdida de masa debida a la rápida rotación. La luz que observamos de estas estrellas singulares es variable, irregular unas veces, periódica otras, ráfagas que duran horas o décadas; la explicación más probable para semejante diversidad hay que buscarla en las muchas razones por las que la luz de la estrella varía: desde la formación y dispersión del disco de materia que la rodea, hasta movimientos de la propia estrella. Debo de hacer una precisión: más que estrellas Be los astrónomos consideran que Be es una etapa evolutiva en la vida de algunas estrellas, un estado transitorio, que puede repetirse, transcurrido el cual retornan a la normalidad.
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