sábado, 24 de octubre de 2020

Pseudociencia y mala ciencia en Medicina


Aproximadamente la mitad de la producción científica mundial se incluye en el campo de la biomedicina. En un ámbito que concierne a la salud humana sobra resaltar el peligro de producir conocimiento falso, no probado o de baja calidad. Porque frente a la medicina basada en evidencias científicas, no sólo se hallan las medicinas complementarias o alternativas, que no se basan en pruebas, sino también la mala ciencia biomédica que se basa en pruebas defectuosas. 
La eficacia de las terapias pseudocientíficas (como la homeopatía) no ha sido probada, eso significa, obviamente, que los tratamientos deben considerarse no comprobados. Cabe añadir que, en los casos que la homeopatía o la acupuntura han sido cometidas a ensayos controlados para el tratamiento de alguna dolencia, se ha demostrado su nula eficacia; o lo que eso lo mismo, su eficacia es similar a la de un placebo. Además, resulta evidente que si una terapia alternativa demostrara ser eficaz dejaría de ser alternativa, se convertiría en una terapia médica tradicional basada en evidencias científicas. 
Una vez que he concluido la crítica, que espero haya sido contundente, a las pseudociencias aplicadas a la biomedicina, me voy a fijar ahora en la mala ciencia biomédica, que también la hay, y mucha. Muchos curiosos lectores habrán padecido, observado o conocido por la prensa malas prácticas médicas; no es eso lo que me propongo aclarar, porque las observaciones personales constituyen ciencia de baja calidad que debemos repudiar. El escritor se quedó petrificado cuando se enteró de un estudio publicado en una revista, BMJ (British Medical Journal), de máxima credibilidad científica mundial: los investigadores eligieron al azar tres mil tratamientos utilizados en la medicina convencional; después de analizarlos hallaron que la eficacia de casi la mitad de los tratamientos era desconocida. ¿El lector se ha quedado con la boca abierta? Pues ciérrela; porque ésas son las conclusiones de los sorprendidos investigadores. Otros estudiosos (John Ioannidis) certifican que la mitad de los resultados de la investigación biomédica o bien es falsa o los resultados son interpretados incorrectamente, dicho con otras palabras, no hay falta de datos, sino obtención de resultados falsos debido a sesgos, prejuicios o mala práctica científica. No obstante, recuerde el cauto lector que, a pesar de las limitaciones de la medicina, nunca la humanidad ha tenido tan buena salud como ahora. Los científicos se equivocan: cierto; pero mucho menos que la mayoría de la población.

3 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimada amiga

Sobre la esperanza, la vacuna de la covid-19 y el esfuerzo que están haciendo muchos científicos de todo el mundo para conseguirla no se me ocurre mejor respuesta que estás palabras de la poetisa Rosalía de Castro.

Desde los cuatro puntos cardinales

de nuestro buen planeta

-joven, pese a sus múltiples arrugas-,

miles de inteligencias

poderosas y activas 

para ensanchar los campos de la ciencia,

tan vastos ya que la razón se pierde

en sus frondas inmensas, 

acuden a la cita que el progreso

les da desde su templo de cien puertas.

Obreros incansables, yo os saludo,

llena de asombro y de respeto llena,

viendo como la Fe que guió un día

hacia el desierto al santo anacoreta,

hoy con la misma venda transparente

hasta el umbral de lo imposible os lleva.

iEsperad y creed!, crea el que cree, 

y ama con doble ardor aquel que espera.

Saludos

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

1º Las vacunas salvan y han salvado vidas: millones de vidas. Las vacunas, no la higiene y la nutrición, son responsables de la caída brusca en las tasas de muerte por enfermedades infecciosas en todo el mundo.

2º Posible explicación a tu afirmación.
Después de la vacunación el organismo suele tardar algunas semanas en producir los linfocitos T y linfocitos B. Por consiguiente, es posible que una persona se infecte con el virus justo antes o después de vacunarse, y que se enferme, porque la vacuna no tuvo suficiente tiempo para generar protección.

Saludos

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

1º Acepto tu tesis que resumo así. Hoy día hay médicos que recetan pilas de medicamentos sin averiguar si podría bastar un cambio en el estilo de vida, como caminar más y comer menos o mejor. En suma, estamos viviendo en una epidemia de hipermedicación.

2º Tus otras tesis están radicalmente equivocadas; sólo existe una medicina, la basada en pruebas (la científica). La medicina basada en pruebas consiste en el uso consciente y juicioso de la mejor prueba en la toma de decisiones sobre la atención de pacientes individuales. Indudablemente, esta exigencia de rigor empírico es un antídoto al dogmatismo, un desafío a la confianza ciega en la experiencia propia y el ojo clínico, e incluso una defensa contra la irresponsabilidad industrial.

3º Suele afirmarse que la medicina científica es reduccionista: que se reduce a la física y a la química. Esta opinión es falsa: la medicina científica trata al ser humano como un sistema que existe simultáneamente en varios niveles, desde la célula al organismo.

Saludos