sábado, 21 de diciembre de 2019

Desaparición de los insectos



     Los apicultores se quejan de que desaparecen las abejas productoras de miel. El viajero que haga una travesía en coche por el interior de España tendrá una experiencia directa de la fulminante desaparición de los insectos: observará que ni una vez hay que limpiar el parabrisas; hace pocas décadas -el escritor lo ha comprobado- había que hacerlo constantemente. ¿Exageran unos y otros o se trata de un fenómeno real? Los científicos, armados con rigurosos métodos, aportan los datos necesarios y suficientes para valorar el problema. Eso hicieron, en 2019, Francisco Sánchez-Bayo y Kris A.G. Wyckhuys, quienes publicaron, en la revista Biological Conservation, un artículo titulado “Declive mundial de la entomofauna: una revisión de sus impulsores”, donde exponen el resultado de sus observaciones. La biodiversidad de los insectos está amenazada en todo el mundo, declaran. Han hallado tasas de disminución que pueden extinguir el cuarenta por ciento de las especies de insectos del planeta, en las próximas décadas. En los ecosistemas terrestres, las mariposas (lepidópteros), los himenópteros (abejas, avispas y hormigas) y los escarabajos (coleópteros) son los grupos más afectados, mientras que cuatro taxones acuáticos -las libélulas (Odonata), efímeras (Ephemeroptera), Plecoptera y Trichoptera ya han perdido una proporción considerable de especies. Al mismo tiempo que desaparecen muchas poblaciones de especies comunes, generalistas o especialistas, también aumentan las poblaciones de un pequeño número de especies generalistas, que ocupan los nichos vacantes; entre los insectos acuáticos, las especies generalistas y las tolerantes a la contaminación reemplazan las grandes pérdidas de biodiversidad. El peligro es grave: el descenso en la biomasa de insectos del dos y medio por ciento anual, que han medido distintos naturalistas, significa que ,en menos de un siglo, no quedará nada.
     ¿Los principales impulsores de la disminución de insectos? Según el orden de importancia: la pérdida del hábitat por urbanización o conversión a agricultura intensiva; la contaminación, principalmente por plaguicidas y fertilizantes; factores biológicos, como patógenos y especies foráneas introducidas; y el cambio climático. El último factor es importante en las regiones tropicales, pero solo afecta a una minoría de especies en los climas más fríos. ¿Existe alguna solución? Los expertos creen que, además de limpiar las aguas contaminadas, deben replantearse las prácticas agrícolas, en particular, reduciendo el uso de plaguicidas y sustituyéndolos por prácticas sostenibles; para permitir que se recuperan las poblaciones de insectos y para salvaguardar los servicios esenciales que ellos proporcionan a los ecosistemas. Nada más, nada menos.

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