Los
químicos han comprobado que, cuando sintetizan alguno de los aminoácidos
constituyentes de las proteínas en sus laboratorios, obtienen la misma cantidad
de dos compuestos; idénticos entre sí como dos guantes, el aminoácido derecho
(D) y el aminoácido izquierdo (L). ¿Por qué, entonces, los seres vivos están
hechos únicamente con moléculas L?
Los
expertos también han comprobado que la luz ultravioleta con polarización
circular destruye las moléculas de una mano (D o L). Antes de continuar la
argumentación señalaré que la polarización circular no es un fenómeno extraño:
la luz reflejada por el escarabajo de las rosas (Cetonia aurata) o por un
vidrio, sin ir más lejos, tiene polarización circular. Sin embargo, no había
tal luz en la Tierra primitiva. Por otro lado, los geólogos han analizado la
composición de meteoritos y cometas, que
han suministrado aminoácidos a la Tierra prebiótica, y también han hallado en
ellos un exceso de aminoácidos L; aún más, irradiaron hielos semejantes a los
presentes en meteoritos y cometas, que contenían tantas moléculas D como L, con
luz ultravioleta con polarización circular; y observaron que se producía un
exceso de aminoácidos L (concretamente, el uno por ciento de exceso de alanina).
La
conclusión de los experimentos y observaciones anteriores resulta obvia, se
necesitan dos condiciones para formar un exceso de moléculas L sobre D: que
exista luz ultravioleta con polarización circular y que exista la materia apropiada.
¿Hay algún lugar donde se cumplan ambas condiciones? Por un lado, se ha
detectado luz ultravioleta con polarización circular en la Gran Nebulosa de
Orión, similar a la región en que se formó el Sistema Solar; por otro, se sabe
que allí hay materia abundante, pues se están formando nuevas estrellas en las
nubes moleculares gigantes. Corresponde, ahora, buscar alguna explicación que
nos muestre el mecanismo por el que la luz se polariza. Se ha hallado: la luz ultravioleta
de las estrellas se polariza de forma circular, cuando se dispersa en los granos
de polvo interestelar, alargados y orientados en diferentes direcciones por el
campo magnético de la galaxia.
En
resumen, cabe concluir que la asimetría de las biomoléculas terrestres (la preferencia
de aminoácidos L sobre D) se originó en un ambiente extraterrestre;
concretamente, por la acción de la luz ultravioleta con polarización circular
sobre la materia orgánica presente en los hielos del medio interestelar con que
se formó el sistema solar.
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