Durante una conversación con unos
amigos se planteó un interesante debate. Uno de ellos, que había sobrepasado
con holgura la cincuentena, argumentaba que la ingesta de semillas de calabaza beneficia
a la próstata. Otro, mostraba su escepticismo ante cualquier remedio vegetal. Ignorante
del tema, opté por callar… de momento. ¿Es posible que la ingestión de calabaza
afecte al funcionamiento de la próstata? ¿Se trata de un efecto placebo? O
simplemente es una superstición. El escritor aprendió, hace muchos años, que a tales
preguntas sólo es posible darle cinco contestaciones científicas: falso,
posible, probable, cierto o alegar ignorancia. Para elegir una de ellas, traté
de averiguar qué sustancias intervienen en esa pequeña glándula del aparato
reproductor masculino, para después indagar si tales sustancias existen en las
calabazas.
Casi
todos los varones mayores de cincuenta años tienen hiperplasia benigna de la
próstata: no se asuste el maduro lector porque tan espeluznante nombre designa
únicamente al agrandamiento de la próstata, que se produce a medida que el
hombre envejece. La testosterona es la hormona sexual masculina que, por acción
de unas enzimas que responden al nombre de cinco alfa reductasas, se convierte
en dihidrotestosterona, el agente químico responsable de la hiperplasia. Los médicos
dedujeron de este hecho que podría tener interés terapéutico el control de estos
enzimas, que también intervienen en el metabolismo de las hormonas sexuales
esteroideas; y así sucede, pues hallaron inhibidores de las cinco alfa
reductasas que juegan un importante papel en la prevención y el tratamiento tanto
de la hiperplasia de próstata, como de la alopecia (pérdida de pelo). Conocen
dos categorías de tales inhibidores enzimáticos: los esteroides (como los muy
usados fármacos finasterida, dutasterida y turosterida), y los no esteroides
como los ácidos grasos poliinsaturados -especialmente el ácido linoleico- y el
cinc.
Fijémonos
ahora en las sustancias que contienen las calabazas y calabacines (ambas plantas
pertenecientes al género cucurbita): ácido linoleico, cinc y fitosteroles (como
el sitosterol), que son esteroides inhibidores de las cinco alfa reductasas; cucurbitacina,
esteroide antiinflamatorio con acción antitumoral, que inhibe la división de
las células prostáticas; y, por último, también hay en estas plantas cucurbitina,
un alcaloide que actúa contra las tenias (gusanos trematodos), y que es ajena
al tema que tratamos.
Averiguado
todo esto, y ante la pregunta inicial, el escritor, descartada la ignorancia, ya
ha elegido una de las otras cuatro opciones.
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