sábado, 12 de enero de 2019

Calabaza y próstata


            Durante una conversación con unos amigos se planteó un interesante debate. Uno de ellos, que había sobrepasado con holgura la cincuentena, argumentaba que la ingesta de semillas de calabaza beneficia a la próstata. Otro, mostraba su escepticismo ante cualquier remedio vegetal. Ignorante del tema, opté por callar… de momento. ¿Es posible que la ingestión de calabaza afecte al funcionamiento de la próstata? ¿Se trata de un efecto placebo? O simplemente es una superstición. El escritor aprendió, hace muchos años, que a tales preguntas sólo es posible darle cinco contestaciones científicas: falso, posible, probable, cierto o alegar ignorancia. Para elegir una de ellas, traté de averiguar qué sustancias intervienen en esa pequeña glándula del aparato reproductor masculino, para después indagar si tales sustancias existen en las calabazas.
Casi todos los varones mayores de cincuenta años tienen hiperplasia benigna de la próstata: no se asuste el maduro lector porque tan espeluznante nombre designa únicamente al agrandamiento de la próstata, que se produce a medida que el hombre envejece. La testosterona es la hormona sexual masculina que, por acción de unas enzimas que responden al nombre de cinco alfa reductasas, se convierte en dihidrotestosterona, el agente químico responsable de la hiperplasia. Los médicos dedujeron de este hecho que podría tener interés terapéutico el control de estos enzimas, que también intervienen en el metabolismo de las hormonas sexuales esteroideas; y así sucede, pues hallaron inhibidores de las cinco alfa reductasas que juegan un importante papel en la prevención y el tratamiento tanto de la hiperplasia de próstata, como de la alopecia (pérdida de pelo). Conocen dos categorías de tales inhibidores enzimáticos: los esteroides (como los muy usados fármacos finasterida, dutasterida y turosterida), y los no esteroides como los ácidos grasos poliinsaturados —especialmente el ácido linoleico— y el cinc.
Fijémonos ahora en las sustancias que contienen las calabazas y calabacines (ambas plantas pertenecientes al género cucurbita): ácido linoleico, cinc y fitosteroles (como el sitosterol), que son esteroides inhibidores de las cinco alfa reductasas; cucurbitacina, esteroide antiinflamatorio con acción antitumoral, que inhibe la división de las células prostáticas; y, por último, también hay en estas plantas cucurbitina, un alcaloide que actúa contra las tenias (gusanos trematodos), y que es ajena al tema que tratamos.
Averiguado todo esto, y ante la pregunta inicial, el escritor, descartada la ignorancia, ya ha elegido una de las otras cuatro opciones.

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