sábado, 30 de junio de 2018

Innovadores


            Hay humanos emprendedores que merecen el elogio científico porque, aunque no se dediquen a la ciencia, logran, con su trabajo pionero, que la sociedad utilice los conocimientos que crean los científicos con sus teorías, observaciones y experimentos. ¿Los antibióticos podrían curar las enfermedades infecciosas si nadie los fabricase? ¿Tendrían utilidad los descubrimientos de Faraday si alguien no diseñase máquinas -generadores y motores eléctricos- basadas en ellos? ¿Quién usó las exotéricas propiedades cuánticas de la radiación y de las partículas materiales para diseñar ordenadores que revolucionaron la comunicación?
La humanidad se enfrenta a tres desafíos que van a condicionar su futuro. El cambio climático es el primero, cambio provocado por los combustibles fósiles que quemamos los humanos como principal fuente de energía; en consecuencia, resulta imprescindible el uso de fuentes energéticas que no emitan carbono a la atmósfera. El segundo desafío atañe a las nuevas fronteras de la civilización, que antes marcaba la geografía y ahora la astronomía; el escritor, inspirado en Isaac Asimov, Arthur Clarke o Carl Sagan, cree que los humanos debemos continuar el camino iniciado por Ibn-Batuta, Marco Polo, el almirante Zheng He, Cristobal Colón, Fernando de Magallanes, James Cook, David Livingstone, Roald Amundsen y Neil Armstrong: debemos lograr que la gente pueda vivir en otros planetas o satélites del sistema solar y hacia ese objetivo han de volcarse las energías de los humanos más osados. El tercer desafío tiene que ver con un peligro que, agazapado, nos acecha: las máquinas inteligentes bélicas autónomas.

En todo el mundo existen personas con talentos innovadores que ha hecho aportaciones fundamentales en los tres apartados: han vuelto rentables compañías que construyen y venden vehículos eléctricos, habiendo diseñado, para ello, baterías de alta capacidad de almacenamiento energético. Han fundado compañías que fabrican naves espaciales cuyo funcionamiento se basa en cohetes reutilizables baratos. En lo que respecta al tercer punto, algunos expertos en robótica e inteligencia artificial han publicado un manifiesto con el que pretenden alertar a los gobiernos de los peligros que conlleva la inteligencia artificial aplicada a la guerra: solicitan a la Organización de las Naciones Unidas que se prohíba la creación de robots soldado. Las razones son poderosas: los conflictos bélicos con armas autónomas se desarrollarán a una escala mayor que nunca y en unos tiempos inimaginablemente cortos, por si fuera poco, las armas autónomas pueden ser reprogramadas para utilizarlas de forma indeseada. Una vez abierta esa caja de Pandora, será difícil cerrarla.

2 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

1º Para cualquier historiador o científico cualificado no existe duda razonable sobre quienes construyeron las pirámides de Egipto: los egipcios contemporáneos de los faraones.

2º Quien afirme que las pirámides de Egipto las construyeron seres extraterrestres o bien miente o bien ignora el tema y peca de soberbia por hablar de lo que no sabe.

3º Quien conozca un poco la historia de la ciencia sabrá que ser un científico o un técnico con talento no exime de creer supersticiones en materias alejadas de su especialidad. Newton, quizá el más grande entre los grandes físicos, por ejemplo, practicaba la alquimia. Philipp Lenard, merecedor del premio Nobel, era un nazi convencido, que descalificaba la física relativista y la física cuántica, por considerarlas física judía. Heisenberg, Nobel de física, intentó construir para los nazis una bomba atómica… y tanto otros más. Los científicos, incluso los más eminentes, tienen tantas virtudes y vicios como cualquiera de nosotros.

Saludos


C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Puedo admirar el talento investigador y la creatividad de alguien; y al mismo tiempo denostar y calificar de perversa su actividad política.

De Johannes Stark y Philipp Eduard Anton von Lenard, ambos ganadores, merecidamente, de sendos premios Nobel de Física, podemos alabar su talento físico.
Por otro lado fueron detestables como seres humanos: antisemitas y nacionalistas alemanes, activos defensores de la ideología nazi y partidarios de Adolf Hitler. Figuras señeras del movimiento Deutsche Physik que rechazó la relatividad y mecánica cuántica, como ciencia presuntamente hecha por científicos judíos.

Admiremos su talento científico y rechacemos al mismo tiempo el carácter y perversidad de ambos grandes investigadores.

Saludos cordiales