No
existen dudas sobre cómo utilizar la mecánica cuántica, sino cómo describir lo
que significa, porque ¿cuál es el criterio más importante para una teoría
científica: la exactitud o la inteligibilidad? Albert Einstein declaró en 1926:
“La mecánica cuántica es muy impactante. Sin embargo, una voz interna me dice
que no es aún lo definitivo. La teoría da cuenta de mucho, pero no hace nada
por acercarse a los secretos del Viejo. En todo caso, yo estoy convencido que
Él no juega a los dados”. Y Richard Feynman proclamó en 1964: “Creo que puedo
decir con toda tranquilidad que nadie entiende la mecánica cuántica”. Muchos
físicos pensaron que ambas reacciones eran exageradas. Esa era también mi
opinión –escribe Steven Weinberg (Nobel de física) en 2017-, a fin de cuentas a
los contemporáneos de Newton también les resultó difícil aceptar sus teorías, y
añade: “No obstante, hoy no estoy tan seguro como lo estuve una vez acerca del
futuro de la mecánica cuántica. Es una mala señal que aquellos físicos que en
la actualidad más cómodos se sienten con ella no consigan ponerse de acuerdo
sobre su significado.”
“La
controversia aparece, principalmente, al considerar la naturaleza de la
medición en la mecánica cuántica”. ¿Cómo aparecen las probabilidades si la
ecuación de Schrödinger -que describe un fenómeno cuántico- es determinista, o
sea, no implica probabilidades? Respuesta de Bohr -después llamada
interpretación de Copenhague- que hoy se considera inaceptable: el entorno
macroscópico interacciona con la magnitud que medimos, alterándola de forma
impredecible. Esta respuesta no invalida la pregunta porque si la ecuación de Schrödinger
gobierna también al aparato de medida y al observador, entonces los resultados
no deberían de ser impredecibles. ¿Cómo aparecen, entonces, las probabilidades?
En
la actualidad, según Weinberg, existen dos interpretaciones predominantes de la
mecánica cuántica. La instrumentalista, sucesora de la interpretación de
Copenhague, considera que la ecuación de onda es un instrumento para calcular
probabilidades que no describe nada real. Compárese, entonces, con el antiguo
sistema geocéntrico del mundo: el Sol no gira alrededor de la Tierra, sin
embargo, un laborioso cálculo con epiciclos servía para predecir las posiciones
de los astros del sistema solar. Por si fuera poco, prescinde de leyes
impersonales, ajenas a la mente, para describir el mundo. La interpretación realista
de la mecánica cuántica considera que la ecuación de onda describe la realidad,
pero ello nos conduce a admitir la existencia de infinitos universos; y tantos
universos… parecen demasiados universos.
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