Me
embelesa escuchar arias como “Casta diva” de Norma, “Je crois entendre” de Los
pescadores de perlas o el maravilloso “Dúo de la flores” de Lakmé. Después de maldecir
a conciencia contra la tecnología de mi ordenador que reproduce el sonido de las óperas con mala
calidad, no sé si para consolarme, recordé una técnica que se está poniendo a
punto. Seguro que el ilustrado lector conoce a los protones, neutrones y electrones
que forman los átomos con los que está hecha la materia habitual; pero seguro
que no tiene ni idea de que existan unas partículas en todo semejantes a los electrones
excepto en que tienen doscientas siete veces más masa, se llaman muones y podemos
encontrarlos en la Tierra pues ellos constituyen el trece por ciento de la
radiactividad natural que recibimos.
Los
rayos cósmicos, las partículas subatómicas que llegan a las capas altas de la
atmósfera procedentes del Sol y de fuera del sistema solar, chocan con las
moléculas que allí existen y, al hacerlo, producen muones que, después de
atravesar unos quince kilómetros y perder un tercio de su energía, alcanzan la
superficie con una energía elevada (cuatro GeV). Si bien los muones llegan
continuamente, su flujo al nivel del mar es pequeño, apenas uno cada centímetro
cuadrado y minuto, aproximadamente un sólo muón pasa a través de un área del
tamaño de una mano humana cada segundo.
Estas
olvidadas partículas pueden tener interesantes aplicaciones. Debido a su
elevada masa, los muones son capaces de penetrar varios metros en una roca
antes de detenerse, mucho más que los rayos X, por ello se pueden utilizar para
obtener imágenes a través de materiales gruesos. Los expertos han llamado tomografía
de muones a la técnica que utiliza los muones procedentes de los rayos cósmicos
para generar imágenes tridimensionales de los volúmenes que atraviesan. El
análisis de los muones procedentes del espacio exterior ya ha revelado la
estructura interna de una pirámide, cámaras internas incluidas; concretamente en
2016, los expertos han efectuado la tomografía de muones de la Pirámide egipcia
de Dahshur. Esta técnica puede convertirse en una útil herramienta para
predecir las erupciones, previa construcción de imágenes del interior de los volcanes
activos; y también para buscar sitios subterráneos capaces de almacenar dióxido
de carbono. Citaré, entre otras aplicaciones industriales, la observación del
interior de reactores nucleares o la comprobación del buen estado de las
paredes de los altos hornos, lugares –sin duda- harto difíciles de observar.
1 comentario:
Estimado amigo
Cierto, existe una conexión entre Albert Einstein y los muones. La teoría de la relatividad especial predice la dilatación del tiempo; predicción que se puede verificar con experimentos. En 1941, Rossi y Hall realizaron uno de ellos con los muones que llegan a la Tierra.
Saludos cordiales
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