A unos siete
mil quinientos años luz de distancia, en la constelación austral de Carina (la
Quilla), se halla una joven estrella apenas visible con el ojo desnudo, se
llama eta Carinae y está a punto de convertirse en supernova. Cuando llegue a
la Tierra la luz que anuncie el cataclismo, mañana o dentro de miles de años, ¿qué
sucederá?
Los
alarmistas, una exigua minoría, sostienen que la supernova provocaría una gran extinción
en la biosfera. Cuando el núcleo estelar colapse, si la energía de la supernova
se emite en dos estrechos chorros (brote de rayos gamma) y uno apunta a la
Tierra, el resultado sería devastador. La intensa radiación encendería enormes
incendios forestales; energéticos rayos cósmicos, al llegar a la atmósfera, producirían una letal lluvia de muones; destruida
la capa de ozono, los rayos ultravioleta completarían la destrucción. La
mayoría de los astrónomos cree que eta Carinae no producirá un brote de rayos
gamma, y aunque lo hiciera, no apuntaría hacia la Tierra; incluso en este caso,
no afectaría a la biosfera porque la radiación se habría atenuado. Se vería la supernova
como una estrella cuyo brilló superase ligeramente al de la luna llena, que
iría disminuyendo hasta desaparecer.
En
cualquier caso, necesitamos conocer mejor a eta Carinae. En los últimos tres
siglos su brillo ha fluctuado ampliamente: en 1843 alcanzó un máximo convirtiéndose
en la estrella más brillante después de Sirio. Estos cambios probablemente estén
vinculados al agotamiento de un combustible y al tránsito a otro; si ya fusiona
oxígeno o carbono le quedan años o siglos de vida, si helio cientos de miles. La estrella, cuya masa supera un centenar de
veces la del Sol, está expulsando grandes cantidades
de materia; materia que se observa al telescopio como dos enormes nubes de gas
y polvo (con aspecto de cacahuete), que los astrónomos llaman la Nebulosa del
Homúnculo. Como el destino final depende de
la cantidad de materia que pierda, quizá no produzca un estallido de
rayos gamma; pero incluso en este caso los lóbulos de la Nebulosa del Homúnculo
no apuntan al sistema solar por un margen de cuarenta grados. Por desgracia,
hay una complicación. Los astrónomos descubrieron en 2005 que eta Carinae consta
de dos estrellas, una de treinta y otra de noventa masas solares; lo que arroja
incertidumbre sobre el momento, procedimiento y orientación de la explosión
supernova de la estrella mayor.
Al contemplar una fotografía recién tomada de eta Carinae el escritor humildemente se pregunta ¿aún
estará ahí?
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