sábado, 20 de mayo de 2017

La peligrosa defunción de eta Carinae


A unos siete mil quinientos años luz de distancia, en la constelación austral de Carina (la Quilla), se halla una joven estrella apenas visible con el ojo desnudo, se llama eta Carinae y está a punto de convertirse en supernova. Cuando llegue a la Tierra la luz que anuncie el cataclismo, mañana o dentro de miles de años, ¿qué sucederá?
Los alarmistas, una exigua minoría, sostienen que la supernova provocaría una gran extinción en la biosfera. Cuando el núcleo estelar colapse, si la energía de la supernova se emite en dos estrechos chorros (brote de rayos gamma) y uno apunta a la Tierra, el resultado sería devastador. La intensa radiación encendería enormes incendios forestales; energéticos rayos cósmicos, al llegar a la atmósfera,  producirían una letal lluvia de muones; destruida la capa de ozono, los rayos ultravioleta completarían la destrucción. La mayoría de los astrónomos cree que eta Carinae no producirá un brote de rayos gamma, y aunque lo hiciera, no apuntaría hacia la Tierra; incluso en este caso, no afectaría a la biosfera porque la radiación se habría atenuado. Se vería la supernova como una estrella cuyo brilló superase ligeramente al de la luna llena, que iría disminuyendo hasta desaparecer.
En cualquier caso, necesitamos conocer mejor a eta Carinae. En los últimos tres siglos su brillo ha fluctuado ampliamente: en 1843 alcanzó un máximo convirtiéndose en la estrella más brillante después de Sirio. Estos cambios probablemente estén vinculados al agotamiento de un combustible y al tránsito a otro; si ya fusiona oxígeno o carbono le quedan años o siglos de vida, si helio cientos de miles. La estrella, cuya masa supera un centenar de veces la del Sol, está expulsando grandes cantidades de materia; materia que se observa al telescopio como dos enormes nubes de gas y polvo (con aspecto de cacahuete), que los astrónomos llaman la Nebulosa del Homúnculo. Como el destino final depende de  la cantidad de materia que pierda, quizá no produzca un estallido de rayos gamma; pero incluso en este caso los lóbulos de la Nebulosa del Homúnculo no apuntan al sistema solar por un margen de cuarenta grados. Por desgracia, hay una complicación. Los astrónomos descubrieron en 2005 que eta Carinae consta de dos estrellas, una de treinta y otra de noventa masas solares; lo que arroja incertidumbre sobre el momento, procedimiento y orientación de la explosión supernova de la estrella mayor.
Al contemplar una fotografía recién tomada de eta Carinae el escritor humildemente se pregunta ¿aún estará ahí?

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