sábado, 13 de abril de 2013

Cuando el metano gobernaba el clima

En el momento de formarse la Tierra -y mira que han pasado años- la luminosidad del Sol era el setenta por ciento de la actual; con un Sol más frío cabe pensar que la temperatura superficial terrestre fuese relativamente baja; no obstante, la primera glaciación tardó algo más de un par de miles de millones de años en materializarse, ello sugiere que el planeta estaba más caliente que ahora. La conclusión resulta inevitable: un efecto invernadero, que compensase la menor energía recibida del Sol, debería ser la causa de una temperatura terrestre relativamente elevada; descartados, por contundentes razones que no comento, el amoníaco y el dióxido de carbono, los investigadores han hallado evidencias indirectas de que el metano, que tiene un efecto invernadero veintitrés veces superior al del dióxido de carbono, podría ser el agente inductor.
Antes de hace dos mil trescientos millones de años, la atmósfera y los océanos carecían de oxígeno: un paraíso para las bacterias productoras del metano que, en ese escenario, habrían crecido y se habrían extendido. Muchas de ellas se nutrirían con el hidrógeno y el dióxido de carbono procedentes de las erupciones volcánicas, otras consumirían los productos orgánicos procedentes de la degradación biológica; en cualquier caso, vivían sin oxígeno; por esta razón, en la actualidad, sólo crecen en entornos como los estómagos de los rumiantes, los campos de arroz inundados, o tal vez -sólo tal vez- Marte o Titán. Sin embargo, su influencia climática fue inversamente proporcional a su tamaño: el metano que sintetizaron - una décima por ciento de la atmósfera arcaica, casi seiscientas veces más del que hay ahora- evitó la glaciación. Estas enemigas del oxígeno reinaron sin rivales durante mil quinientos millones de años, hasta que, hace dos mil trescientos millones de años, a medida que el oxígeno invadía la atmósfera, su dominio finalizó y enseguida el planeta se enfrió.
Y ahora le pregunto al lector inteligente: ¿qué le sucederá al clima si se libera el metano retenido en los suelos helados de Siberia y Alaska? Y prefiero no aludir a la desconocida –aunque estimada enorme- cantidad de metano atrapada en los sedimentos del fondo del océano (como hidratos de metano). Atribulado, evoco los versos del poeta: “Ya formidable y espantoso suena dentro del corazón el postrer día, y la última hora, negra y fría, se acerca, de temor y sombras llena”.

1 comentario:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Los hidrato de metano –de nombre técnico clatratos de metano- son sólidos de agua que contienen gran cantidad de metano dentro de su estructura. Se estima que la liberación del gas natural a la atmósfera podría aumentar la temperatura unos cinco grados.

Saludos de Epi