sábado, 18 de agosto de 2012

Comunicaciones con neutrinos

Las radios, los televisores, los móviles y la mayor parte de las comunicaciones funcionan mediante la emisión y la recepción de ondas electromagnéticas; ondas que no atraviesan montañas, ni océanos. En contraste con ellas, ningún obstáculo impide el paso a los neutrinos, que son capaces de atravesar planetas enteros; estas diminutas partículas se mueven libremente por el universo porque apenas interactúan con la materia. Aprecio la rareza de estas partículas -que carecen de carga eléctrica, casi de masa y viajan a casi la velocidad de la luz- cuando reparo en que los neutrinos procedentes del Sol atraviesan limpiamente nuestro planeta -y a mí mismo-, como si fuera vacío; concretamente, cada segundo, miles de millones pasan a través de cada centímetro cuadrado terrestre.

¿Ha reflexionado alguna vez, el astuto lector, sobre las ventajas de utilizar neutrinos en las comunicaciones? Haciéndolo sería posible comunicar dos lugares cualesquiera de la Tierra sin cables ni satélites: un submarino podría enviar mensajes a través del agua a grandes distancias, algo imposible con la tecnología actual; y no sólo eso, cualquiera de nosotros podría enviar mensajes a las antípodas, directamente a través del interior del planeta; incluso si nuestro interlocutor estuviera en la cara oculta de la Luna, la transmisión de información sería posible.

Un grupo de investigadores de EEUU encabezado por Dan Stancil ha conseguido, por primera vez, la hazaña de usar neutrinos para enviar un mensaje. Un potente acelerador de partículas de tres kilómetros de circunferencia emitía haces de neutrinos, y un gigantesco detector de cinco toneladas, instalado en una cueva a más de cien metros de profundidad, detectaba sólo uno de cada diez mil millones de los neutrinos emitidos. Durante dos horas los experimentadores enviaron un escueto mensaje a través de doscientos cuarenta metros de roca: el texto constaba de una única palabra, neutrino. Antes de efectuar la transmisión, los investigadores habían traducido el vocablo al código binario; el uno correspondía al envío de un grupo de neutrinos y el cero a su ausencia. El emisor disparó los neutrinos y en la pantalla del ordenador acoplado al receptor los ilusionados científicos leyeron: "Neutrino".

El experimento ha abierto la posibilidad de nuevos sistemas de comunicaciones. Por supuesto, el tamaño del emisor y del detector nos da idea de lo poco práctica que es esta tecnología; pero el primer paso para conseguir una comunicación mediante neutrinos consiste en demostrar que es posible: y eso ya se ha logrado. Quince de marzo de 2012, un día para la historia.

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