sábado, 11 de junio de 2011

La energía interna de la Tierra


La mayor parte de los fenómenos que suceden en la superficie terrestre obtienen su energía, en último término, del Sol. Los animales la consiguen comiéndose las plantas y éstas la asimilan directamente de la luz; no sólo los seres vivos, también los vientos, las nubes, las tormentas y corrientes oceánicas obtienen su impulso del gigantesco astro. En el pasado los físicos pensaron que el Sol producía energía quemando gigantescas cantidades de combustible de un modo parecido a como se quema el carbón; deducían entonces que la vida de la estrella sería un millón de años, el tiempo que tardaría en arder toda la materia. Astrónomos y geólogos disentían de tal interpretación, porque -según ellos- la edad solar era de cinco mil millones de años. Sólo había una manera de conciliar ambas suposiciones: si la estrella se mantenía brillando durante todo ese tiempo su fuente energética debería ser otra. Los físicos la han hallado: en las estrellas se desprende energía cuando se unen protones para formar núcleos de helio; y no se trata de reacciones químicas, sino de reacciones nucleares, miles de veces más potentes. Por fin todos los científicos se mostraban de acuerdo.
Volcanes, terremotos, aguas termales y géiseres, son muchos los fenómenos terrestres cuya energía procede de fuentes distintas al Sol. Durante el siglo XX los geólogos consideraron que el calor interno de la Tierra se debía a la desintegración de átomos radiactivos, sobre todo de uranio y torio. Ya no pueden mantener tal hipótesis porque estos elementos, presentes en la corteza, son muy escasos en el núcleo; sin embargo, sabemos que el núcleo terrestre está muy caliente, a seis mil grados (poco más o menos como la superficie solar, pero muy inferior a los diez millones del interior de la estrella). ¿De dónde proviene el calor interno? Situémonos en el momento en que se formó la Tierra; observaríamos múltiples colisiones de astros más o menos grandes que terminan con su fusión; probablemente buena parte del calor del núcleo provenga de este proceso; porque los objetos que chocan se calientan. Igual que un termo conserva caliente el café, las rocas del manto y la corteza han guardado el calor inicial a lo largo de toda la historia de la Tierra. El calor generado hace cuatro mil quinientos millones de años se manifiesta en la lava que vierte un volcán contemporáneo o en las aguas termales que usamos en los balnearios. ¡Quién lo diría!

2 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Las rocas del manto están sólidas, a pesar de la elevada temperatura, debido a la enorme presión que soportan. El magma, líquido a temperaturas que rondan los mil grados en la superficie terrestre, está en fase sólida cuando la presión supera un millón de veces la habitual a la que vivimos.

Saludos cordiales Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

No todo el núcleo de la Tierra (de un tamaño superior al planeta Marte) es sólido; el núcleo externo es líquido (no, el núcleo interno sólido). Por lo tanto, en estos momentos, en que el interior de la Tierra se enfría, la solidificación del hierro líquido libera calor (el calor de fusión); en consecuencia, sí podemos incluir el cambio de estado del hierro del núcleo como otra fuente del calor interno de la Tierra.

Saludos