sábado, 18 de junio de 2011

Calamares gigantes


Mientras degustábamos unos deliciosos calamares a la romana, un amigo biólogo rememoraba las características del animal que deleitaba nuestras papilas gustativas.

-Se trata de un octópodo, tiene ocho patas -argumentó él-. Y el número de patas no es un asunto baladí pues existen animales bípedos, -recuerda los monos y las aves-, o tetrápodos como un elefante; resulta fácil ver hexápodos –siguió su discurso-: todos los insectos tienen seis patas, y comer decápodos: las nécoras, los langostinos o las centollas son manjares exquisitos; y aún me faltan los ciempiés y milpiés para aludir a los animales que tienen un número par de patas.

-Sin embargo, no hay animales con un número impar -añadí yo-. ¿Por qué no existen bichos de tres, cinco o siete patas? Y no se jacte el tortuoso lector que haya pensado en las estrellas de mar, porque los cinco brazos no son patas.

Incapaz de darme una respuesta, mi amigo abandonó el tema y mencionó una característica de los calamares gigantes que logró sorprenderme: no son comestibles. A pesar de sus inauditas dimensiones, un máximo de quince metros para los machos y dieciocho para las hembras, estos poco conocidos titanes poseen una flotabilidad neutra en el agua. Han leído bien: los calamares gigantes -un par de centenares de kilos- pueden mantenerse en una profundidad concreta sin nadar. ¿La explicación? Sus músculos contienen una alta concentración de cloruro de amonio, más ligero que el cloruro de sodio del agua marina; el calamar, de una forma aún desconocida para nosotros, acumula amonio, tóxico para la mayoría de los animales, sin ser dañado. Como habrá deducido ya el lector inteligente la carne con amonio es tóxica para nosotros… pero no para los cachalotes: el cetáceo desciende hasta más de mil metros de profundidad, el hábitat habitual de los gigantescos cefalópodos, para cazarlos, pues ellos constituyen su bocado predilecto. Ninguna cámara ha rodado todavía la titánica lucha entre ambas bestias, pero auguro que debe ser fantástica.

Los calamares gigantes son animales difíciles de observar; la mayoría de los ejemplares conocidos se han encontrado en la costa debido a varamientos en masa; un fenómeno periódico -sospecha el zoólogo Frederick Aldrich-, que sucede aproximadamente cada noventa años; como ya ocurrió entre 1870 y 1880, y también entre 1964 y 1966; si su predicción se confirma, debemos esperar a la década de 2050 a 2060 para hallar más calamares gigantes. El observador de estos bichos, sin duda, debe ejercitar la virtud de la paciencia.

2 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

El kraken es una criatura mitológica, un pulpo o un calamar gigante, que emergía de las profundidades submarinas para atacar a los barcos.
La leyenda puede deberse al avistamiento de calamares gigantes.

Saludos de Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

El agua del océano es ligeramente ácida debido a que contiene dióxido de carbono disuelto; nada tiene que ver con la abundante sal común, cuya disolución es neutra; el cloruro de amonio, en cambio, disuelto en agua proporciona una disolución ácida.

Cordiales saludos de Epi