sábado, 5 de marzo de 2011

Newton y la teología


Cualquier ciencia se construye con las proposiciones que se refieren a los hechos -en último término aluden a la lectura de un medidor-, y con las referentes a las matemáticas. Hay otros aspectos que nunca aparecen en las publicaciones científicas (ni deben de aparecer), que también influyen en la ciencia; voy a comentar uno de ellos: la religión, y espero que no se escandalizará el lector escrupuloso.

Concretamente, me voy a ocupar de las creencias de Isaac Newton, teísta convencido y considerado el mejor físico de la historia. Newton (1642-1727) no fue el prototipo de científico del siglo XX, hombre de su tiempo, participó en muchas convicciones de la época, como la alquimia o la astrología, que hoy consideraríamos supersticiones. Según la teoría de gravedad elaborada por él, el universo debería colapsar, pues todas las estrellas tendrían que atraerse entre sí; la dificultad le parecía tan insuperable, que no encontró otra solución que asignar a Dios la función de contrarrestar la gravedad y mantener las estrellas en su sitio. Escribió: "La gravedad  tiene que causarla un agente que actúa constantemente de acuerdo con ciertas leyes; pero si este agente es material o inmaterial lo dejo a la consideración de mis lectores"; como en otros escritos usa el término espíritu para referirse al agente, cabe considerar que alude a la divinidad. Más explícito resulta este otro párrafo: "El orden admirable del sol, de los planetas y cometas tiene que ser obra de un Ser Todopoderoso e inteligente... y si cada estrella fija es el centro de un sistema semejante al nuestro, es cierto que, llevando todos el sello del mismo plan, todos deben estar sometidos a un solo y mismo Ser... Este Ser infinito lo gobierna todo no como el alma del mundo, sino como Señor de todas las cosas. Dios es el Ser Supremo, Infinito, Eterno, absolutamente Perpetuo”. Otro apunte más, Newton interpretaba las cometas como envíos divinos: de combustible para mantener encendido el Sol o de agua para evitar que la Tierra se secara.

Después de esta paradójica lectura quizá el lector curioso se pregunte qué opinión tienen los científicos contemporáneos sobre la religión. Una encuesta efectuada por E. J. Larson, y L. Witham en el año 1997 (Nature 386: 435-436)  reveló que cuatro de cada diez científicos de los Estados Unidos de América creen en Dios, los otros seis se declaran ateos o agnósticos.

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