En
el año 2010, los franceses pudieron ver un documental desazonador: los
participantes de un concurso de preguntas y respuestas torturaban a sus rivales.
Luces intensas, audiencia bulliciosa, locuaz presentadora y varios
participantes; "El juego de la muerte", un programa, producido por
Christophe Nick, mostraba a unos concursantes –voluntarios- aplicar lo que
creen que son descargas eléctricas a sus rivales que, en realidad, son actores.
Ante cada respuesta errónea, la presentadora, jaleada por la audiencia, animaba
a los participantes a sancionar a sus competidores. Las penas, descargas
eléctricas, iban en aumento desde ochenta hasta cuatrocientos sesenta voltios;
y el supuesto electrocutado gemía, pedía clemencia y, finalmente, parecía
desvanecerse. El ochenta por ciento de los concursantes (sólo dieciséis de
ochenta se negaron a proseguir) llegaron al límite del castigo. Tranquilícese
el desazonado lector, afortunadamente, el castigo era ficticio… aunque el ejecutor
no lo sabía.
El
documental se basó en el famoso experimento efectuado por el psicólogo Stanley
Milgram, en la Universidad de Yale. Descrito en un artículo publicado en 1963,
el experimento consta de tres personas; un maestro que hace preguntas, un alumno
que contesta y un investigador. Se estudia el comportamiento del participante
(maestro), que aprueba o sanciona las respuestas, y no sabe que el alumno y el
investigador son actores contratados. La sanción consiste en descargas
eléctricas (aumenta el voltaje a medida que aumenta el número de respuestas
erradas) que el maestro cree que administra al alumno, quien simula recibirlas.
Antes
del experimento, Milgram estimó, mediante una encuesta, los posibles resultados:
el promedio de descarga ciento treinta voltios, la obediencia al investigador
nula, y todos los entrevistados creyeron que solamente algunos sádicos
aplicarían el voltaje máximo. Los psicólogos quedaron desconcertados cuando
comprobaron que el sesenta y cinco por ciento de los sujetos que participaron
como maestros administraron a sus alumnos el voltaje máximo de cuatrocientos
cincuenta voltios. El investigador persuadía al participante para que
administrase el doloroso castigo, a pesar de los gritos, quejas y súplicas del
actor, incluso viendo que, con trescientos voltios, el alumno parecía
desvanecerse. Otros psicólogos de todo el mundo repitieron la prueba con
resultados similares. En palabras del psicólogo norteamericano: “La extrema
buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado
por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio”.
Inconformista
lector, dos de cada tres personas pueden ser persuadidas por una autoridad para
cometer actos moralmente reprobables, ¿serías tú uno de ellos? ¿No? ¿Seguro?
1 comentario:
Estimado amigo
1º En el año 2015 se estrenó la película “Experimenter: La historia de Stanley Milgram” dirigida por Michael Almereyda.
2º Ciertamente, Milgram hizo el experimento unos meses después de que se juzgase a Adolf Eichmann por crímenes contra la humanidad y él se defendiese alegando obediencia debida.
Cordialmente
Epi
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