sábado, 17 de abril de 2010

Oro azul


El lector erudito probablemente sabrá que la energía es un requisito imprescindible para el desarrollo de nuestras sociedades; pero quizá ignore que el agua dulce no lo es menos, y que la provisión mundial está disminuyendo: un terrestre de cada cinco no tiene acceso al agua potable y casi uno de cada tres no dispone del saneamiento adecuado. En la primera década del tercer milenio los humanos necesitamos entre cincuenta y cien mil millones de metros cúbicos anuales de agua potable para satisfacer nuestras necesidades. Cierto que disponemos de ríos, lagos y aguas subterráneas… pero se agotan y contaminan, si no los gestionamos bien.

Un informe de las Naciones Unidas predice que el acceso al agua probablemente será una de las principales causas de guerra en África durante los próximos veinticinco años. Actualmente ya existe una fuerte competencia en la cuenca del Nilo; Egipto advirtió que utilizará la fuerza para proteger su acceso a las aguas del río, que comparte con Etiopía y Sudán… cuya población continúa creciendo. Cuando el caudal de los ríos de África Occidental comenzó a disminuir, las economías de la región decayeron: la mitad de la población de Nigeria no tiene acceso al agua potable; y Malí depende del río Níger, a pesar de que algunos tramos están contaminados.

Los ríos de las planicies del norte de China, que albergan dos terceras partes de los campos de cultivo del país, perjudican la salud humana por su contaminación; por si fuera poco, en las zonas bajas del río Amarillo no corrió una gota de agua durante siete meses de 1997. Los pantanos y manglares de Bangladesh corren peligro de secarse, debido a la merma del caudal del Ganges, que extiende la sequía río abajo. El mar de Aral, en Asia Central, fue el cuarto lago interior más grande del mundo y una de las regiones más fértiles del planeta: ahora, la región circundante se ha convertido en un desierto tóxico y tiene una de las tasas de mortalidad infantil más altas del mundo; la anemia y los cánceres, provocados por los desechos químicos que se vertieron sobre el lecho -ahora seco- del mar, son comunes. ¿La causa? Entre 1962 y 1994, el nivel del Aral disminuyó dieciséis metros, porque los dos ríos que lo alimentaban, el Amu Darya y el Syr Darya, fueron desviados para cultivar algodón en el desierto.

Reflexione el lector inteligente sobre lo que sucederá en la España seca si no gestionamos bien el agua.

1 comentario:

C. Armesto dijo...

Estimada amiga

Debes de tener en cuenta que si surge una crisis no se deberá a falta de conocimientos, sino a la falta de previsión.

Una persona necesita mil metros cúbicos de agua anualmente.