sábado, 18 de octubre de 2008

Energía negativa, menos que nada o el sueño de la razón


Sugiero al perspicaz lector que busque en Google energía negativa. ¿Ya lo ha hecho? Si el lector es aficionado a la ciencia, -tiene que serlo si está leyendo estas páginas-, inmediatamente calificará como supersticiones los distintos títulos que encuentra en la red: ¿Cómo sacar la energía negativa de tu hogar? Consejos para transformar la energía negativa en fuerza positiva. Si últimamente sientes cómo tu dulce vivienda, más que de dulzura, está repleta de energía negativa, no recurras a un exorcista intenta… No recurro a más citas porque el asunto que voy a comentar no guarda ninguna relación con esas fantasías, aunque tiene el mismo nombre.
Antes de continuar con el discurso debo aclarar que los efectos de la energía negativa se han observado en los laboratorios, lo que equivale a asegurar que existe; y nada tienen que ver con la energía oscura que produce la expansión del universo, tampoco podemos confundirla con la antimateria, ni con la materia oscura. ¿Puede una región del espacio tener menos energía que nada? El sentido común nos dice que no, que se trata de un sueño de la razón, pero la física cuántica tiene una habilidad especial para confundir la intuición. La energía cero corresponde al vacío (esta aseveración parece lógica); pero ya dije en otro lugar que el vacío presenta fluctuaciones (las partículas fantasmales –quiero decir virtuales- aparecen y desaparecen espontáneamente en él); cabe entonces hacerse la siguiente pregunta ¿qué sucederá en el vacío si logramos reducir las fluctuaciones? La contestación no ofrece duda: tendrá menos energía de la que tiene normalmente, es decir, tendrá una energía menor que cero. No necesitamos argüir mucho para predecir que semejante posibilidad debe tener consecuencias inauditas; cuando el espacio-tiempo se deforma con energía negativa pueden volverse posibles fenómenos tan raros como los agujeros de gusano: extraordinarios túneles que conectan este (u otro) lugar del espacio con una región remota del universo, lo que equivale a señalar que puede construirse un atajo que enlace dos galaxias alejadas millones de años luz, y que puede atravesarse. Pero ¡atención!, cuando los físicos oyen hablar de semejantes posibilidades se le saltan todas las alarmas, se remueven inquietos en sus asientos, sienten que el escepticismo les rezuma por todos los poros de la piel, y… se van de paseo a despejar la mente, demasiado calenturienta. 

1 comentario:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

No se trata de especulaciones, sino de fenómenos reales. En 1948, el físico Hendrik Casimir mostró que dos placas metálicas paralelas colocadas en el vacío se atraían; atribuyó la causa de la atracción a que la densidad de energía entre las placas era negativa y ello provocaba una presión de atracción. El efecto se ha medido en el laboratorio (para detectar presiones considerables la distancia entre las placas debe medirse en nanómetros).