sábado, 9 de agosto de 2008

Cromosomas: dramáticas consecuencias de una simple copia errónea


Unos de estos días, en una tasca, degustaba unas lonchas de jamón ibérico regadas con una espumosa cerveza, cuando, casualmente, me encontré con un buen amigo biólogo. Al breve comentario sobre las bondades gastronómicas le sucedió una amena conversación científica. Trataré de resumir el discurso que me ocupó la mente y me hizo olvidar el exquisito ágape. Los lectores maduros recordarán, de haberlo estudiado en su edad juvenil, que las células humanas, tanto las del cerebro como las del corazón, de un músculo o de una víscera cualquiera, contienen veintitrés pares de cromosomas. ¿Todas? No, los óvulos y espermatozoides poseen justamente la mitad. ¿A qué se debe tan excepcional contingencia?, quizá se pregunte alguien excepcionalmente curioso. A que ambos se producen cuando unas células especiales de los ovarios (o testículos) se dividen en dos, y cada una se lleva consigo solamente un cromosoma de cada par, –le contestará un biólogo sin tardanza-. Así sucede casi siempre. Lamentablemente, a veces, la madre naturaleza se equivoca, y uno de los cromosomas del óvulo (o del espermatozoide), concretamente, el veintiuno, se halla duplicado. ¿Qué sucede entonces? Muchas veces, la mayoría, nada: las células anormales mueren al cabo de pocos días. Pero si se une un óvulo con un espermatozoide, siendo uno de ellos anómalo, la célula resultante tendrá un cromosoma de más: si ese óvulo fecundado se desarrollara, todas sus células tendrían cuarenta y siete cromosomas: se habría convertido en un individuo que tiene el síndrome de Down (antes llamado mongólico). Así de simple, así de dramático. El lector inteligente deducirá, acertadamente, que el simple análisis cromosómico de una única célula permite a los padres saber si un embrión o un feto presentan el síndrome, antes del nacimiento.
Me planteo, ahora, la siguiente pregunta: ¿los gigantescos avances de la ingeniería genética permitirán alguna vez la curación de un infante que presente el síndrome de Down? Aparentemente resulta imposible la curación. Recordemos: todas las células del sujeto tienen un cromosoma de más: en vez de dos, tienen tres cromosomas veintiuno. Pretender la eliminación o anulación del cromosoma sobrante en nada más ni nada menos que billones, repito billones de células que tiene una persona resulta impensable. ¿Será posible conseguir alguna vez tal hazaña? Mi amigo biólogo cree que sí, yo soy escéptico.

1 comentario:

C. Armesto dijo...

Estimada amiga

1º Un ginecólogo, mejor que yo, te puede asesorar sobre la conveniencia o no de hacer un test para comprobar si un feto presenta el síndrome. Sí te puedo indicar que la edad de la madre se correlaciona con la frecuencia del nacimiento de un niño afectado con el síndrome de la siguiente manera:

menores de 30 años: 1 cada 1500
entre 30 y 34 años: 1 cada 800
entre 35 y 39 años: 1 cada 385
entre 40 y44 años: 1 cada 106
mayores de 45 años: 1 cada 30

2º Se ignora la causa por la que se produce una división anormal en la formación del óvulo (85 %) o del espermatozoide (15 %).

Saludos
Epi