sábado, 10 de mayo de 2008

Misteriosos neutrinos


            Muchos de vosotros, amigos lectores, admirais a deportistas y cantantes, a músicos y a modelos, a actrices y futbolistas. Yo confieso mi devoción por los neutrinos, y me disculpo por el exotismo de la preferencia. Para justificar tal rareza contaré las tres razones que me conducen a manifestar tan insólita simpatía. Primera: un neutrino es poco más que nada. Hasta hace poco los físicos sabían que la partícula de materia más menuda que existía era el electrón, casi dos mil veces más liviano que el átomo más pequeño; pues bien, aunque no se ha medido con precisión la masa del neutrino ligero, ya se sabe que, por lo menos, es menor que la cienmilésima parte de un electrón. ¡Que ya es ser pequeño! Segundo argumento: se trata de unas partículas extraordinariamente difíciles de capturar. Aunque son muy abundantes -el Sol los produce en cantidades parecidas a las de la luz-, el incrédulo lector apenas los notará porque atraviesan su cuerpo sin tocarlo; es más, por la noche le atravesarán casi tantos neutrinos solares como durante el día, porque la Tierra, que impide que nos llegue la luz durante la noche, no representa un obstáculo para ellos: los neutrinos atraviesan el planeta casi como si no estuviese. Un astrónomo quiso hacer una fotografía del Sol usando neutrinos en vez de luz (era una manera de capturar los neutrinos solares); como cualquiera sabe, el tiempo de exposición de una cámara fotográfica se mide en milésimas de segundo, pues bien, para conseguir la fotografía con neutrinos necesitó un tiempo de exposición de quinientos días con sus noches, y aún así consiguió una mediocre fotografía. No sólo el Sol irradia estas minúsculas partículas, la mayor parte de la energía de las gigantescas explosiones que llamamos supernovas escapa de las estrellas muribundas en forma de neutrinos; y no me olvido que la radiactividad natural de la Tierra es otra fuente de estas esquivas partículas. Tercer motivo: quizá lo más apasionante de los neutrinos se refiera a su enigmático comportamiento: todas las partículas de materia giran sobre sí mismas, ya a la derecha ya a la izquierda, y así, existen electrones diestros y zurdos, y lo mismo sucede con los protones, neutrones y con el resto de las partículas del universo ¿Todas? No, existe una única excepción: los neutrinos, sólo existen neutrinos zurdos; nadie sabe por qué.

1 comentario:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

1º También las instalaciones artificiales, como las centrales nucleares, emiten neutrinos.

2º Con los detectores instalado en la Tierra detectamos la tercera parte de los neutrinos emitidos por el Sol. El Sol emite neutrinos electrónicos, en la Tierra disponemos de detectores de neutrinos electrónicos; pero durante el camino de la estrella al planeta los neutrinos electrónicos se transforman en neutrinos de tres clases diferentes.

Cordialmente
Epi