La física describe muy bien ciertos comportamientos: los movimientos de los
planetas, naves espaciales, péndulos, resortes y bolas se describen mediante
ecuaciones lineales, ecuaciones que los matemáticos resuelven fácilmente desde
hace siglos. Pero existe otra clase de movimientos, los turbulentos: el agua
que sale de un grifo, el aire que se desliza sobre el ala de un avión, diversos
fenómenos meteorológicos, la sangre que fluye a través del corazón; se
describen mediante ecuaciones no lineales, difíciles ecuaciones a menudo imposibles
de resolver; por ello los físicos no entendieron estos sucesos hasta hace pocos
años. La teoría que los describe -la teoría del caos- surgió, por primera vez, cuando
los científicos diseñaron modelos meteorológicos con ordenadores, y hallaron
que es imposible predecir su comportamiento, porque dependen de las condiciones
iniciales. Si disparamos dos proyectiles, sin cambiar nada, sabemos que ambos caerán
en el mismo lugar; pero si tenemos dos regiones de la atmósfera en las que
hemos medido las mismas temperaturas, presiones y humedades, observaremos que no
se comportarán igual, rápidamente se volverán diferentes; tormentas aquí, sol
allá: dinámica no lineal, la dinámica dependiente de las condiciones iniciales,
la que amplifica diferencias diminutas; se trata del famoso efecto mariposa:
una mariposa bate sus alas en La Coruña y cambia la meteorología de Buenos
Aires.
Aclararé que la teoría del caos no obliga a que todo
el caos sea aleatorio e impredecible, los sistemas complejos, como el clima, muestran
regularidades ocultas, presentan un orden subyacente. También es cierta la
proposición inversa, los sistemas simples pueden manifestar un comportamiento
complejo. Una bola de billar, nos servirá de ejemplo; si se golpea la bola con
un taco rebotará varias veces contra la mesa; teóricamente resulta fácil
predecir su comportamiento; sólo debemos conocer su velocidad, su masa y los
ángulos. Lamentablemente, en la práctica, la predicción sólo alcanza unos pocos
segundos; porque las pequeñas imperfecciones de la bola y las diminutas estrías
de la mesa invalidan los cálculos: resulta que un sistema simple, una bola de
billar rodando sobre una mesa, tiene un comportamiento complejo. ¡Qué le vamos
a hacer! El mundo es más complicado de lo que habían creído los científicos. A
nadie extrañará, por tanto, que la teoría del caos se use para estudiar la
realidad, es decir, para comprender cualquier sistema en el que sea imposible
predecir el futuro, desde las perturbaciones de la bolsa a las ondas cerebrales
de un epiléptico, o los tumultos que se producen en una multitud.
2 comentarios:
Estimado amigo
Las ecuaciones diferenciales se usan para describir un sistema dinámico (un péndulo o una atmósfera); ecuaciones que deben resolverse para proporcionar el comportamiento del sistema.
Un atractor es el conjunto de números hacia el que evoluciona el sistema dinámico.
Atractores pueden ser un punto, una curva o un conjunto de estructura fractal.
Cordialmente Epi
Estimado amigo
La teoría del caos no es una teoría filosófica, es una teoría matemática que se aplica a diversas ciencias con mucho éxito.
Para aplicar las matemáticas a los diferentes sistemas naturales (movimiento turbulento de gases o líquidos, crecimiento de la población, movimiento de placas tectónicas, sistemas planetarios) los físicos los dividen en tres categorías:
Sistemas estables: tienden a un atractor.
Sistemas inestables: escapan de los atractores.
Sistemas caóticos: se mueven cerca de un atractor de manera irregular; el sistema permanece confinado en una zona.
Saludos cordiales
Epi
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