sábado, 9 de febrero de 2008

¿Somos tan listos como creemos?


¿Cómo sabemos que las historias absurdas son inadmisibles? ¿Por qué nos fiamos de un periódico y no de otro? ¿Cómo cribar lo verdadero de lo falso, lo creíble de lo inverosímil? Yerra quien crea que si algo se ha verificado pasa a formar parte del conocimiento definitivo: la verdad ha de estar luchando constantemente por su supervivencia. En nuestra sociedad abierta hemos decidido que todos pueden proclamar su verdad, lo que significa que cada uno de nosotros ha de desechar los hechos imposibles, las teorías inverosímiles, las creencias irracionales, el disparate, la superchería o la superstición; y a menudo nos equivocamos. Lector escéptico te sorprenderá la desmesurada cantidad de gente que cree en la percepción extrasensorial, la telequinesia, la astrología, el monstruo del lago Ness, los ovnis, las tablas Ouija, el creacionismo, la telepatía, la clarividencia, el triángulo de las Bermudas, la existencia de hechiceros, la fuerza de las pirámides, los adivinadores del futuro, la cirugía psíquica, los fantasmas, las casas encantadas, la levitación, la quiromancia, o la lectura del pensamiento.

Los humanos no somos tan racionales como solemos presuponer. Resultaría increíble, si no se hubiera comprobado hasta la saciedad, lo muy dispuestos que estamos a creer lo que otros dicen de nosotros; lector amigo si quieres caer bien a alguien, háblale de sí mismo, pero no le digas la verdad, dile lo que le gustaría que fuera cierto. Otro caso: seleccionemos unos párrafos de un horóscopo o de un libro de astrología y apliquémoselos a unos desconocidos, a continuación, pidámosles una calificación numérica que mida el ajuste del párrafo a su personalidad: la media resulta superior a ocho en una escala de diez. Las coincidencias nos proporcionan otro motivo de reflexión; todos nos fijamos en los pronósticos acertados, nadie en las predicciones fallidas. Una última consideración: creemos ser lógicos en los asuntos en los que no intervienen las emociones, y tal presunción no siempre se ajusta a la verdad pues a menudo mantenemos opiniones absurdamente contradictorias: por ejemplo, admitimos que la mayoría de quienes manifiestan poseer poderes psíquicos son charlatanes, admitimos que con trucos pueden realizarse los mismos prodigios, y al mismo tiempo sostenemos que el caso concreto que conocemos es auténtico.

¿Tan crédulos somos? Sí. Somos menos listos de lo que creemos; y sabiéndolo podremos neutralizar a los manipuladores.

2 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

1º Con los conocimientos actuales podemos asegurar que, en el sistema solar, los únicos seres que poseen una inteligencia superior, o autoconciencia, o como quieras llamarla somos nosotros, los humanos.

2º De la misma manera que hay un salto entre la materia inanimada y la vida, o entre la luz normal y la luz láser, también lo hay entre el Homo sapiens y el resto de las especies del reino animal. Y eso no quiere decir que pulpos, delfines, perros o chimpancés tengan cierta inteligencia, pero de una categoría distinta a la nuestra.

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Léele el siguiente párrafo a cualquiera a varios amigos en distintos momentos, diciéndoles que es un esbozo de su personalidad preparado individualmente para él como resultado de un test caracteriológico. Pregúntale después que, en una escala de uno a diez, califiquen la prueba. Comprobarás que la mitad de los preguntados estiman que describe de forma perfecta su personalidad.

“Algunas de sus aspiraciones tienden a ser muy poco realistas. En ocasiones es usted extrovertido, afable y sociable, mientras en otras se torna introvertido, belicoso y reservado. Ya ha descubierto usted que ser demasiado franco al mostrarse a otros no es prudente. Se enorgullece usted de pensar por sí mismo, con independencia, y de no aceptar sin pruebas adecuadas las opiniones de otros. Le gusta cierto grado de cambio y variedad; le molestan en cambio las restricciones y limitaciones que le coartan. En ocasiones le asaltan serias dudas de si habrá tomado la decisión oportuna o realizado lo que era conveniente. Aunque exteriormente es disciplinado y dueño de sí, en su fuero interno usted se sabe inseguro y propenso a inquietarse. El ajuste de su sexualidad le ha presentado ciertas dificultades. Aunque su personalidad presenta algunos puntos flacos, por lo común es usted capaz de compensarlos. Tiene usted grandes capacidades que aún no ha utilizado y a las que todavía no ha sabido sacar provecho. Tiene tendencia a ser duro crítico de sí mismo y fuerte necesidad de gustar y causar admiración en otras personas”.

En un interesantísimo artículo de Douglas Hofstadter, publicado en Investigación y Ciencia en abril de 1982, puedes leer más sobre el tema.