sábado, 1 de diciembre de 2007

¿Eran inteligentes los humanos primitivos?


No dudo que los animales sean inteligentes, pero lo son de una manera distinta a nosotros; y al hablar de inteligencia me refiero al pensamiento simbólico, o a la conciencia, o como quiera llamársela. Igual que la vida es cualitativamente diferente de la materia, entiendo que la inteligencia humana también resulta cualitativamente diferente de la animal. Y considero a la conciencia como una propiedad emergente, atribuyéndole el mismo sentido que puede tener la superconductividad: un sólido no presenta más o menos superconductividad, o la tiene o no.
El registro fósil nos informa que los humanos diferimos de los simios en tres rasgos biológicos: el aumento del volumen del cerebro, la locomoción con dos piernas y la remodelación de la mandíbula. La inteligencia debe depender del tamaño del cerebro, pero se trata de una cuestión compleja, porque los tamaños cerebral y corporal están mutuamente relacionados. Aclaro: un gigantesco dinosaurio tendrá un cerebro mayor que un humano, pero no será más inteligente; porque usará su cerebro casi íntegramente para recibir la inmensa cantidad de datos de los sentidos de un cuerpo descomunal, y para mover una enorme cantidad de músculos, mientras que la mayor parte del cerebro humano, libre de funciones corporales, se emplea en el pensamiento. Por tanto, considero necesario, para la aparición de una inteligencia superior, que no sólo el tamaño del cerebro sea grande, sino también que sea desproporcionadamente grande respecto al cuerpo. Con esta premisa juzgo que ningún otro animal que existe -o existió- reúne las características para tener una inteligente superior.
¿Y los homínidos? Durante dos millones y medio de años los primitivos humanos únicamente emplearon utensilios estrictamente utilitarios. Pero en el breve período que va de hace cuarenta y cinco mil años a hace cuarenta mil, la cultura cambió más que en cualquier época anterior; aparecieron los primeros objetos de naturaleza simbólica: adornos del cuerpo o representaciones de la naturaleza. Tal creación técnica y artística significa que había aparecido la primera cultura cuyos miembros poseían la capacidad para el pensamiento y comunicación simbólicos, en otras palabras, eran conscientes. Ignoramos por qué sucedió, pero atribuimos el fenómeno a procesos culturales, no biológicos. ¿Qué innovación provocó la transformación? No hay mejor alternativa que el lenguaje, aunque ignoremos cómo surgió.
Ninguno de los homínidos anteriores poseía conciencia, porque ninguno fue capaz de crear objetos de naturaleza simbólica como lo hicieron los Homo sapiens; únicamente ellos tenían el cerebro adecuado para que surgiese la inteligencia superior.

3 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Como habrás comprobado sostengo la tesis que sólo una especie, el H. sapiens superó cierta barrera, que a falta de otro nombre apellidamos inteligencia superior o pensamiento simbólico o conciencia. Me parece entender de tu argumentación que sostienes que la inteligencia o la vida o la evolución siguen una línea continua. Discrepo con tu apreciación. Te diré que, actualmente, tanto la biología como la geología han cambiado de paradigma y que frente a la dialéctica entre el catastrofismo y el uniformismo (sospecho que tú defiendes la segunda alternativa: pequeñas variaciones repetidas podrían explicar los fenómenos), el nuevo paradigma integra los dos aspectos antes enfrentados. El paradigma actual sostiene que la evolución gradual sucede, pero con saltos bruscos. La aparición de luz láser, la superconductividad, la transición de sólido a un líquido, o la caída de un meteorito que interrumpe el devenir de un ecosistema son fenómenos que marcan un antes y un después, una discontinuidad. En algunos casos el tránsito marca la aparición de lo que se llama propiedades emergentes; y en este sentido la inteligencia superior o la vida o la superconductividad o el láser son sinergias, propiedades emergentes distintas de las partes que las componen; y de la misma manera que no se puede afirmar que una luz sea un poco láser: o se trata de luz láser o no lo es, de la misma manera un ser inteligente, o lo es o no lo es: no tiene por qué haber intermedios.

Los argumentos por los que opino que los neandertales carecen de esa propiedad emergente que llamamos inteligencia superior, o pensamiento simbólico o autoconciencia o todo junto, te los expongo a continuación. Gracias al amplio registro fósil que generaron y a su brusca sustitución por los humanos modernos, los neandertales nos proporcionan un criterio para ponderar nuestra singularidad. Las habilidades en la talla de piedra de estos homínidos eran algo estereotipadas; muy pocas veces, si alguna, elaboraron instrumentos utilizando otras materias primas. Muchos antropólogos ponen en duda su grado de especialización venatoria. Las viejas ideas que hablaban de cultos y otros rituales se ha demostrado que carecen de base. No hay fundamento sólido para atribuirles un comportamiento simbólico o de producción de objetos simbólicos, al menos antes de que entraran en contacto con los humanos modernos. Aunque los neandertales enterraban ocasionalmente a sus muertos, podrían hacerlos para evitar incursiones de las hienas en sus viviendas o por otra razón trivial; los enterramientos neandertales carecen de objetos rituales que testifiquen la creencia de la vida en la ultratumba. En otras palabras, los neandertales, en muchos aspectos admirables, carecían de la chispa de la creatividad que a la postre distinguiría al H. sapiens. Y si ni siquiera eran inteligentes los neandertales, mucho menos los homínidos anteriores. Por más que admire los descubrimientos de Atapuerca, los investigadores españoles no aportaron ninguna prueba, con una interpretación unívoca, que me haga pensar que los homínidos que vivieron en esa localidad tengan una inteligencia mayor que los neandertales, más bien todo lo contrario. Sólo una especie, el H. sapiens tuvo y tiene capacidad para el lenguaje simbólico; los registros fósiles nos atestiguan eso; me resisto a considerar inteligente a una especie que no tenga esa capacidad, y por ahora no conozco ninguna prueba sólida como para considerar lo contrario.

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Nuestra especie Homo sapiens pertenece a una familia biológica, los grandes simios; nuestros parientes vivos más próximos incluyen los chimpancés, gorilas y orangutanes. Lo diré de otra manera: hace seis millones de años una única hembra de simio tuvo dos hijas; una se convirtió en el ancestro de todos los chimpancés, la otra es nuestra propia abuela.

Desde hace dos millones de años hasta hace aproximadamente diez mil años el mundo fue a la vez el hogar de varias especies humanas (entiendo humanos como pertenecientes al género Homo, no a la especie sapiens). De la misma manera que, en la actualidad, hay muchas especies de zorros u osos, la Tierra, hace cien milenios, estuvo habitada, por lo menos, por seis especies humanas diferentes.

Estamos acostumbrados a pensar en nosotros como la única especie humana que hay, porque durante los últimos diez mil años nuestra especie ha sido la única especie humana en nuestro planeta.

Saludos cordiales
Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Con las pruebas que se disponen hoy, no puede descartarse que nuestra especie, los sapiens, haya exterminado a las otras especies humanas (entiéndase humanas como pertenecientes al género Homo).

Saludos de
Epi