sábado, 15 de marzo de 2025

El cosmos y su constante


Comprobemos el lúcido escepticismo de un desconocido sabio que vivió hace tres milenios:
“Pero, después de todo, ¿quién sabe? ¿quién podría decir
De donde vino todo y cómo ocurrió la creación?
Los mismos dioses son posteriores a la creación.
Por tanto, ¿quién puede saber realmente de dónde surgió?
¿Dónde tuvo su origen la creación entera?
¿Fue formada por alguien o acaso no lo fue?
Aquel que todo lo contempla desde el más alto cielo,
Sólo él podría saberlo, pero quizá ni siquiera él lo sabe”.
Lo podemos leer en el Rigveda (X, 129), texto hindú escrito entre el año -1500 y el –900, y es el testimonio más antiguo de duda acerca del origen del mundo. Desde esa lejana fecha hasta hoy los humanos algo hemos averiguado. Abandonada la especulación y basándonos en pruebas empíricas hemos ideado un modelo del cosmos, uno de los grandes éxitos científicos de nuestro tiempo, que se aproxima a la realidad. Sospechamos que dos tercios del universo está compuesto por algo misterioso, llamado energía oscura, que obliga al cosmos a expandirse, poco más de un cuarto de materia oscura, también misteriosa, determina la evolución de las galaxias y estructuras cósmicas que observamos, el minúsculo cinco por ciento restante lo componen la materia ordinaria de la que estamos hechos nosotros, los planetas, las estrellas y las galaxias. A pesar de los misterios, todo encaja, ¿o no? Los astrónomos, que quieren poner números a todo, disponen de dos métodos para medir el ritmo de expansión del universo, dato que llaman constante de Hubble. Un tipo de medidas, que parte del universo actual y retrocede hasta fases tempranas, proporciona el valor 74; con otro método, que se inicia en el universo primitivo y va hasta el actual, se obtiene el valor 67. Ambos valores no coinciden, y eso significa que algo falla. ¿Dónde está el error? ¿En las medidas? Se han revisado y parecen ser fiables. ¿Entonces? Los astrónomos reconocen que se hallan en una crisis. Quizá el modelo del universo no sea tan bueno como suponíamos. Tal vez haya partículas en el cosmos que no detectamos: ¿acaso una nueva variedad de neutrinos? O quizás el efecto de la energía oscura cambia con el tiempo. O… ¿quién sabe? Lo apasionante de la naturaleza es que está llena de misterios y la ciencia nos proporciona el método para resolverlos: porque, no cabe duda, los misterios están para ser resueltos.

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