A lo largo de la historia de nuestra civilización el alcohol ha desempeñado un papel esencial. Durante los últimos milenios, desde que los humanos nos hicimos sedentarios y vivimos en ciudades, las bebidas alcohólicas fueron las bebidas más populares. En un mundo donde el suministro de agua estaba contaminado, el alcohol se ganó con razón el calificativo de agua de vida; porque, hasta la instalación de los sistemas de abastecimiento de agua potable en el siglo XIX, beber agua era peligroso, incluso mortal pues se adquirían enfermedades infecciosas. Las bebidas alcohólicas antiguas debieron tener una graduación inferior a las actuales, en cualquier caso inferiores a 16º (16% de alcohol), concentración máxima que toleran las levaduras fermentadoras; las graduaciones superiores de los licores no se consiguieron hasta alrededor del año 1100 cuando se popularizó la destilación.
Los animales que consumimos frutas, también tomamos frutas fermentadas, en tal caso ingerimos el alcohol generado en la fermentación. Para hacerlo los occidentales disponemos del gen de la enzima que metaboliza el alcohol, la alcohol deshidrogenasa; gen que no tiene la mitad de la población del oriente, no obstante, también tomaban agua potable, debido a su costumbre de beber té preparado con agua hervida.
¿Alimenta el alcohol? Sí, el alcohol se metaboliza mediante dos enzimas, la alcohol deshidrogenasa convierte el alcohol etílico en acetaldehído y la aldehído deshidrogenasa transforma el acetaldehído en ácido acético; ácido acético que se une al coenzima A ya sea para oxidarse y obtener energía, ya sea para almacenarse como grasa. El paso del etanol a acetaldehído ocurre en tres compartimentos celulares: en el citosol la alcohol deshidrogenasa cataliza la mayor parte; en los peroxisomas la catalasa se ocupa de la cuarta parte; y en los microsomas interviene un citocromo P-450, que también genera como subproducto dañinas especies reactivas de oxígeno.
¿Es patológico el consumo de alcohol? Hay consenso científico de que el consumo de alcohol causa varios tipos de cáncer, y las pruebas indican que cuanto más alcohol se bebe mayor es el riesgo de presentar cáncer. En el año 2009, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) concluyó que el acetaldehído, procedente de la ingestión de bebidas alcohólicas, es carcinógeno para los seres humanos; no sobra añadir que el acetaldehído se disuelve fácilmente en la saliva durante la acción de fumar y que es el carcinógeno más abundante en el humo del tabaco.
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