sábado, 6 de julio de 2019

Tardígrados, seres vivos indestructibles


     Los adolescentes, y también algunos adultos, disfrutan leyendo las aventuras de Supermán, la Masa o algún otro invencible héroe de los cómics. El aura de indestructibilidad confiere a los personajes un prestigio indudable; ahí es nada, intervenir en cuanta aventura se presente sin miedo a la muerte. Parece mentira que, en la naturaleza, existan seres con una fortaleza similar a la de los héroes imaginarios. En el año 2007 se lanzó una sonda espacial en la que viajaban unos diminutos seres vivos; su nombre, tardígrados, es lo de menos, lo importante es que no solo sobrevivieron en el espacio exterior, sino que, incluso, mantuvieron su capacidad reproductiva: se les considera los animales más resistentes. La cualidad más fascinante de los tardígrados es su resistencia en condiciones ambientales extremas: sobreviven no sólo en el vacío del espacio, sino también a presiones casi seis mil veces superiores a la habitual en la superficie terrestre; aguantan cien veces más radiación que los demás animales; e, incluso, soportan temperaturas que oscilan entre doscientos setenta grados bajo cero y ciento cincuenta sobre cero. Casi oso afirmar que estos animalitos traspasan el umbral de la muerte.

     ¿Cómo lo hacen? En situaciones ambientales extremas los tardígrados entran en un estado de animación suspendida conocido como criptobiosis: mediante un proceso de deshidratación, pasan de tener el ochenta y cinco por ciento de agua corporal habitual a quedarse con tan sólo el tres por ciento, y así resisten y se reactivan en cuanto se les suministra agua. En ese estado el metabolismo se reduce o cesa temporalmente, y así permanecen hasta cuatro años (en 2016, científicos japoneses reanimaron a ejemplares que llevaban treinta años congelados).

     El observador que quiera contemplar a estos bichitos, también llamados osos de agua debido a su aspecto y movimientos, debe usar el microscopio, pues su tamaño medio, que ronda el medio milímetro, no nos permite verlos con nitidez. A nadie sorprenderá que este grupo de animales (un filo que agrupa un millar de especies y comparte un antecesor común con los artrópodos) sea capaz de vivir en cualquier parte del mundo, desde las profundidades abisales hasta los lugares más inhóspitos de los continentes; sin embargo, la mayoría son terrestres y habitan en la película de agua que cubre los musgos, líquenes y helechos. Su existencia se remonta a seiscientos millones de años atrás; no es para menos, casi resulta imposible destruirlos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿estupendo, de que se alimentan?. la maquina eterna no existe.

C. Armesto dijo...


Estimado amigo

Los tardígrados se alimentan de bacterias, algas, jugos vegetales, gusanos y otros invertebrados microscópicos.

No, desgraciadamente para nosotros, estamos condenados a ganar el pan con el sudor de la frente: la máquina capaz de funcionar eternamente, sin necesidad de consumir energía no existe.

Saludos