Al principio del universo no había minerales: la elevada temperatura del Big Bang impedía la formación de sólidos. La gravedad tardó millones de años en reunir los gases
en nebulosas y formar las primeras estrellas. Cuando las estrellas gigantes se
convirtieron en supernovas formaron los elementos que luego se esparcieron por
el espacio, se enfriaron y formaron los primeros minerales: microscópicos cristales
de diamante y grafito, a los que pronto se añadieron unos pocos más.
En
los cuatro mil seiscientos millones de años siguientes a la formación del
sistema solar, el número de minerales ha pasado de una docena, que contenía la
nebulosa presolar, hasta más de cuatro mil cuatrocientos actuales. Robert Hazen explica
tal diversificación: los minerales, igual que los seres vivos, evolucionan; el
planeta ha atravesado, a lo largo de su historia, una serie de estadios
caracterizados por diversos procesos de formación mineralógica. La formación de
la Tierra constituye el primer estadio: más de doscientos minerales, entre los
que se halla el olivino y el circón, se desarrollaron en los planetesimales. Hace
cuatro mil cuatrocientos millones de años, en el segundo estadio, la superficie
del planeta estaba constituida por basalto negro -la Tierra negra-; la fusión
parcial de esta roca y las reacciones químicas formaron mil quinientas especies
minerales, como la lepidolita, el berilo y la turmalina. En la tercera fase, hace
dos mil millones de años, los organismos fotosintéticos liberaron oxígeno; la gran
oxidación -la Tierra roja- originó dos mil quinientas especies de minerales
nuevos, como la rodonita y la turquesa. En el cuarto estadio -la Tierra
blanca-, hace setecientos millones de años, un cambio climático cubrió la
superficie del planeta con un único mineral: el hielo; el dióxido de carbono
procedente de los volcanes desencadenó un calentamiento global; el planeta
osciló entre glaciaciones y cálidos períodos interglaciales durante millones de
años; durante estos últimos, la meteorización de las rocas aportó enormes
cantidades de minerales arcillosos, como la caolinita. Y llegamos al último
estadio -la Tierra verde-, hace cuatrocientos millones de años; animales y
plantas pluricelulares colonizaron el planeta; hongos y plantas multiplicaron
la meteorización de las rocas y la producción de arcillas: se originaron
minerales como el aragonito y la calcita, hallada en todas partes, esqueleto
humano incluido.
Los
átomos de hidrógeno forman estrellas, las estrellas forman elementos, los
elementos forman planetas y éstos forman minerales, que catalizan la síntesis
de biomoléculas, que originarán la vida. En resumen, un maravilloso universo
que se vuelve más complejo.
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