En el reino animal, las facultades cerebrales tienden a encontrarse equitativamente repartidas en ambos hemisferios; no sucede así con los humanos. Juzgue el lector introspectivo el experimento que va a leer. Se ilumina la parte superior o la inferior de una pantalla y un sujeto debe predecir la parte que se va a iluminar; el experimentador impone que la luz aparezca en la parte superior ocho de cada diez veces, de forma aleatoria. Los individuos pronto se dan cuenta de que la parte superior se ilumina más a menudo y siempre tratan de descubrir la pauta; a pesar de que la adopción de esta estrategia significa aceptar el sesenta y ocho por ciento de las veces, cuando si apretaran sólo el botón superior acertarían el ochenta. Las ratas y otros animales aprietan únicamente el botón de arriba -así se comporta el hemisferio cerebral humano derecho-, no tratan de interpretar lo que sucede ni encontrarle significado, se limitan a acertar el ochenta por ciento. Cuando se le pide a la persona que explique el motivo de su elección… siempre encuentra una teoría, por descabellada que sea. El hemisferio cerebral izquierdo humano indaga el significado de los hechos, busca orden, aún cuando no exista, lo que le induce a cometer errores; tiende a generalizar en exceso, incluso construyendo a veces un pasado distinto del real: por ello los recuerdos verdaderos necesitan del hemisferio derecho, mientras que los falsos requieren de ambos. Lógicamente, el ingenioso e interpretativo hemisferio izquierdo tiene una experiencia consciente diferente de la exacta y literal del hemisferio derecho que se ocupa únicamente de la percepción.
Los pacientes que tienen destruido el puente de unión entre ambos hemisferios cerebrales (técnicamente diríamos que su cuerpo calloso está seccionado) muestran una conducta excepcional. Si proyectamos una imagen en su campo visual derecho, -es decir, en su hemisferio izquierdo-, los sujetos describen lo que ven; pero cuando presentamos la misma imagen en el campo visual izquierdo dicen que nada ven, aunque señalan un objeto semejante al proyectado. Conclusión: el hemisferio derecho ve la imagen y realiza la respuesta motriz, pero resulta incapaz decir lo que ha visto. El experimento indica que cada hemisferio cerebral regula aspectos diferentes del pensamiento y de la acción: predomina el lenguaje en el izquierdo, mientras que el derecho sobresale en las tareas visuales y motoras. Los escritores ponderarán su cerebro zurdo, los pintores y escultores su cerebro diestro.
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