sábado, 30 de diciembre de 2006

Ciencia hispanoamericana


Sabemos que, durante el siglo pasado, los pueblos de habla española minusvaloraron la importancia del cultivo de la ciencia; y tantas veces lo hemos leído que casi hemos interiorizado nuestra incapacidad para colaborar como iguales en las mejores tradiciones científicas mundiales. De vez en cuando, recordar que también nosotros tenemos científicos de primer nivel contribuye a no dejarnos llevar por el pesimismo.
Si ahora pidiéramos a un hispanohablante – en cualquier lado del Atlántico- que cite a dos científicos de nuestra comunidad lingüística que hayan conseguido un premio Nobel en Física, Química o Medicina, estoy seguro que una mayoría abrumadora permanecería callada. Pues bien, no uno ni dos, sino siete científicos hispanoamericanos merecieron tan preciado galardón el pasado siglo: tres argentinos, dos españoles, un mexicano y un venezolano. ¿Sus nombres? Bernardo Houssay, Luis Leloir, César Milstein, Santiago Ramón y Cajal, Severo Ochoa, Baruj Benacerraf y Mario Molina. No son muchos, pero tanto los profesionales como los aficionados a la ciencia que usamos este idioma para comunicarnos tenemos modelos en quien fijarnos.