Si
se pregunta al escrupuloso comensal por qué las frutas y verduras son buenas
para la salud probablemente mencione los antioxidantes que estos alimentos
contienen; el razonamiento es lógico ya que, en dolencias como el cáncer y las
cardiopatías, los radicales libres, que los antioxidantes neutralizan, dañan
las células. Los neurólogos conocen el efecto nocivo de los radicales libres
sobre las neuronas; también saben que las personan que comen con frecuencia
frutas y hortalizas sufren menos enfermedades neurodegenerativas. Pero el
efecto no es simple; de hecho, ensayos hechos con personas demuestran que
buenos antioxidantes, como las vitaminas C, A y E, no previenen ni mejoran la
enfermedad. Entonces, ¿por qué es sano comer verduras y frutas?
La
respuesta se relaciona con la estrategia que las plantas han desarrollado para
protegerse de los insectos: para mantenerlos alejados han sintetizado
sustancias que atacan su sistema nervioso y actúan como plaguicidas naturales.
Cuando ingerimos vegetales consumimos pequeñas cantidades de esos tóxicos, lo
cual genera un pequeño estrés en nuestras células, de modo similar a como lo
hace el ayuno o el ejercicio físico. Pero las células no mueren, se vuelven más
fuertes, porque, al responder al estrés, aumenta su capacidad para adaptarse a
niveles mayores. Este proceso que promueve la resistencia celular (llamado
hormesis) parece contribuir a las propiedades saludables de frutas y verduras.
Los curanderos tradicionales lo habían observado antes a base de ensayos y
errores, y ahora lo han aprendido los bioquímicos: que algunos compuestos
vegetales, tóxicos a cantidades altas, benefician la salud a dosis bajas.
Abundan
en el reino vegetal los compuestos que inducen la respuesta moderada característica
de la hormesis: la curcumina del curry, el sulforafano del brócoli, el
resveratrol de las uvas rojas y el vino, o algunos compuestos del ajo y de los
pimientos picantes. Poco a poco se van esclareciendo las rutas bioquímicas que
muestran cómo estas sustancias protegen de la muerte a las neuronas y aumentan
su capacidad para resistir a los radicales libres que hacen estragos en el
cerebro. Quizá la piel de manzana o el polvo de curry se conviertan en el
futuro en materias primas para tratamientos novedosos de las enfermedades
cerebrales.
Por
último, recordemos que la evaluación de las posibles ventajas de la hormesis
para la salud exige todavía numerosos ensayos clínicos. No es menos importante
evitar la confusión entre estos compuestos y los tratamientos vegetales
presentes en el mercado que hacen infundadas afirmaciones sobre su eficacia.
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