sábado, 9 de agosto de 2025

Fauna, flora y funga


Cuando miramos a nuestro alrededor hallamos plantas, hongos y animales. ¿Sabemos distinguirlos? Atribuimos la movilidad a los animales,  porque se desplazan para obtener alimentos, y la inmovilidad a las plantas; pero la distinción no resulta tan sencilla porque existen animales sésiles, obsérvense las esponjas y muchos moluscos; si bien éstos, aunque permanecen inmóviles, están dotados de elementos móviles capaces de crear corrientes de agua para atraer los alimentos hacia sí. ¿Y los hongos? Tienen características animales, pues se alimentan de otros seres vivos a los que descomponen, y características vegetales, pues no se mueven.
¿Quiénes son sus antecesores? Buscamos la respuesta en la historia de la vida. En un principio sólo existían células y moléculas orgánicas libres en el océano. Las moléculas orgánicas fueron desapareciendo porque eran el alimento de las células. Si estas células primerizas no hubieran desarrollado otro modo de obtener alimento habrían desaparecido: no sucedió así. Una de las primeras respuestas evolutivas a la disminución de alimentos consistió en el parasitismo; si no había alimentos en el mar, podría haberlos dentro de otras células vivas; éste debió ser el modo de vida de muchas células primitivas. Un segundo modo de vida -el saprofitismo- consistió en obtener alimento de las células muertas. Un tercer proceso, nuevo, permitió sobrevivir a algunas células primerizas; consistió en comer a otras células enteras, comportamiento que evolucionó a partir de la capacidad que tiene una célula de englobar primero, para después digerir, las partículas alimenticias. Estos tres nuevos procedimientos de obtener alimentos dependen, en ultima instancia, de la existencia de otros seres vivos. Pero si las células de antaño no hubieran hallado nuevos suministros de alimentos, tarde o  temprano, la vida habría cesado. Las materias primas para la elaboración de alimentos nuevos, agua, dióxido de carbono y nitrógeno, estaban presentes en abundancia en la Tierra primitiva; se necesitaba energía para transformarlos en materia orgánica, energía que podía provenir de dos fuentes, la oxidación de sustancias inorgánicas o la luz del Sol. Utilizando una u otra fuente energética, la evolución creó seres unicelulares capaces de sintetizar materia orgánica con la que alimentarse y de sobrevivir sin depender de otros.
Ya podemos deducir quienes son los antecesores de los tres reinos mencionados: las plantas descienden que quienes se alimentan por sí mismos; los animales de quienes se alimentan de otros y los hongos de quienes descomponen la materia orgánica de unos y otros.

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