Los
humanos hemos comprobado numerosas veces que los animales se comportan de forma distinta a la
habitual cuando se avecina un cambio de tiempo; esta observación nos ha
servido, desde el paleolítico, para predecir tempestades, lluvias y sequías. ¿Cómo
averiguan el tiempo los animales? Porque cualquiera de nosotros necesita
aparatos para medir la temperatura, la presión o la humedad, y aún así,
constituye una tarea difícil y, probablemente, se equivocará a menudo. Entiendo
que la detección de los cambios de la temperatura del ambiente les indique a
marmotas, lirones, erizos, ardillas, hámsteres, murciélagos y osos
cuándo deben entrar o salir del estado de hibernación; sin embargo, ignoro qué
patrón de la naturaleza indica a los animales migratorios el momento de partir
hacia sus largos viajes. ¿Cómo se las ingenian las golondrinas, grullas y
cigüeñas, o las mariposas monarca? ¿También se fijan en la temperatura? ¿Y en
el caso de algunas ballenas y elefantes marinos, bacalaos, salmones y anguilas?
¿Qué cambio concreto detectan?
La
curiosidad me conduce a hacer otra pregunta relacionada con la anterior, ¿cómo
los animales pueden prevenir un fenómeno atmosférico? Cuando las golondrinas y
los vencejos cazan insectos a más altura de lo habitual, suele indicar tormenta
inminente. ¿Explicación? Durante las tardes cálidas y bochornosas, el aire
asciende y trae consigo insectos: precisamente las corrientes ascendentes se
asocian a tormentas. Conozco otras observaciones igual de interesantes. Las ranas
croan más intensamente cuando se acerca una tormenta; el poeta clásico Virgilio
lo sabía cuando escribió: en el barro las ranas cantan su antiguo lamento antes
de la lluvia; en Francia, un refrán equipara las ranas a barómetros animales:
“Une grenouille dans un bocal sert de baromètre animal”; ¿detectan estos
anfibios la humedad atmosférica? Se aproxima una tormenta cuando las gaviotas abandonan
el mar y se agrupan en la costa y las playas; o cuando las vacas se sientan y
agrupan en un extremo del pastizal; o cuando las abejas regresan a las colmenas
o cuando las arañas dejan de tejer. Las cabras pastan en la falda de las
montañas si llueve, y ascienden si hay tiempo seco. En el pasado, en algunas
comarcas españolas, se observaba el comportamiento de las sanguijuelas en un
recipiente con agua para predecir el tiempo. Ignoro la explicación de estas
observaciones. Por último, un simpático refrán meteorológico que –espero- no
asuste al lector pudoroso ¨cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo¨.
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