sábado, 10 de febrero de 2018

Riesgo volcánico


Año 79: la curiosidad por observar la naturaleza empujó al naturalista Plinio el Viejo a Pompeya (Italia), cuando el Vesubio estaba en erupción: los gases volcánicos lo asfixiaron. La misma curiosidad, casi dos milenios después, condujo al geólogo David Johnston al Monte Saint Helens (EE.UU.) cuando ocurrió la erupción de 1980: fue sepultado por la nube ardiente. ¿Ha avanzado nuestra capacidad para predecir las erupciones volcánicas?
La predicción volcánica tiene dos componentes: la historia del volcán y las señales precursoras de una erupción, tales como movimientos sísmicos, elevación del terreno, aumento del potencial eléctrico, alteraciones del campo magnético y emisión de gases. Aunque carecen de la capacidad destructiva de los seísmos, algunos volcanes son peligrosos: el índice de explosividad volcánica (IEV) -una escala de cero a ocho que guarda relación con la cantidad de material arrojado-, mide su peligrosidad. Una correlación maravillará al profano lector: las erupciones cuyo IEV es inferior a dos ocurren antes que un volcán cumpla diez años de reposo; la cuantía de la calma supera el milenio en las erupciones cuyo IEV supera cinco; en conclusión, cuanto más tiempo lleve un volcán dormido más peligroso será: la historia es importante.
Desde la primera erupción documentada, la del Vesubio en el año 79, hasta hoy, la erupción que ha causado más víctimas es la del Tambora (Indonesia) en 1815; Laki (Islandia) en 1783, Krakatoa (Indonesia) en 1883, Monte Pelée (Antillas) en 1902 y Nevado del Ruiz (Colombia) en 1985 le suceden en la macabra escala de óbitos: ochenta mil la primera, treinta mil la última. A pesar de los muertos, los IEV del Nevado del Ruiz y Monte Pelée se quedaron en tres y cuatro, respectivamente. Los dos curiosos vulcanólogos murieron en erupciones con IEV cinco. El IEV del Laki y del Krakatoa llegó a seis, valor que sólo alcanzaron tres erupciones en el siglo XX. Dos únicas erupciones llegaron a siete en los dos últimos milenios: Tambora y Taupo (Nueva Zelanda) en el año 186; el mismo valor que alcanzó la erupción del Thera en 1620 a.C., que probablemente acabó con la civilización cretense y origino el mito de la Atlántida. Se requiere un supervolcán para llegar a un IEV ocho: la erupción de Toba, hace entre sesenta y nueve mil y setenta y siete mil años, afectó a todo el planeta ocasionando un invierno volcánico tras disminuir la temperatura media mundial de tres a cinco grados, quince en altitudes altas. Y tales erupciones se repetirán.

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