sábado, 4 de noviembre de 2017

Acidificación de los océanos


Desde el siglo XVIII al siglo XXI la cantidad del gas carbónico en la atmósfera ha aumentado mucho: ha pasado de menos de trescientos ppm (una unidad de medida) a más de cuatrocientos. Un aumento que se debe a actividades humanas como la combustión de combustibles fósiles, a la producción de cemento y a la deforestación. Ahora bien, no todo el dióxido de carbono producido por la humanidad permanece en la atmósfera; se estima que los océanos han absorbido un tercio del gas carbónico excesivo. Esto significa que los océanos se han convertido en un almacén del gas; pero el dióxido de carbono absorbido no permanece inerte, provoca cambios químicos en el aguan marina, concretamente la vuelve más ácida, disminuye su pH. Si comenzábamos a mostrarnos aliviados por la ayuda inesperada que mitiga los efectos climáticos de las emisiones antrópicas, la sonrisa inicial se convierte en mueca porque pequeños cambios de pH causan graves daños ambientales. Muchos organismos son muy susceptibles a la acidez del mar, especialmente los organismos calcáreos necesitan carbonato cálcico para construir sus cubiertas celulares, sus esqueletos y conchas, como los corales, parte del plancton, los equinodermos (erizos y sus parientes), los crustáceos (nécoras y langostinos) y los moluscos (caracoles, mejillones y sus primos hermanos). En condiciones normales el carbonato cálcico es estable; no obstante, a medida que el pH desciende, las estructuras hechas con él se disuelven. Expertos científicos marinos han concluido que, si la tendencia de disminución del pH, debido al aumento de la concentración de dióxido de carbono atmosférico continúa, los corales y parte del plancton, en la segunda mitad de este siglo, tendrán dificultades para mantener sus esqueletos externos, caparazones o conchas de carbonato de calcio. Un dato nos permite apreciar la magnitud del problema. El pH de la superficie del océano ya ha bajado una décima, lo que significa que la acidez ha aumentado un treinta por ciento; a finales de este siglo, al ritmo actual, el pH habrá disminuido tres décimas, lo que significa que la acidez se habrá duplicado. 
Quizá el aumento de la acidez no elimine a los organismos, pero afectará a su capacidad de supervivencia: su tasa de crecimiento así como su capacidad reproductiva podrían disminuir, su sistema nervioso podría alterarse y volverlos más susceptibles a los depredadores y a las enfermedades, lo cual podría tener un efecto dominó sobre los ecosistemas. En resumen, la acidificación transformará los océanos, mermando su diversidad y productividad. 

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