Las
estrellas que vieron los faraones, o Aristóteles, o El Cid no se hallaban donde
las vemos ahora. Sí, el cielo ha cambiado a lo largo de los siglos, las
estrellas no están fijas, se mueven, cambian de posición en el firmamento y ello
es un motivo de asombro para muchos profanos lectores. Más les sorprenderá
todavía si les cuento que a veces la luz de casi todas las estrellas, salvo las
más próximas, desaparece. Sucede este fenómeno cuando el Sol atraviesa alguna
de las gigantescas nubes moleculares de la Vía Láctea - ya lo hizo cinco veces
en su historia y tardó dos largos millones de años en hacer el viaje-. Por
cierto, ¿cree el aficionado lector que la mayor parte de la materia orgánica
del universo reside en los planetas? Yerra. La materia indispensable para
construir los seres vivos se halla en las gigantescas nubes moleculares de las
galaxias. ¡Qué le vamos a hacer! Y ya que hemos comenzado a familiarizarnos con
las gigantescas nubes de materia galácticas, clasificadas como nebulosas, nos
queda algo por decir de ellas, quizá lo más importante: son los viveros de las
estrellas.
Estas
enormes nubes frías –decía-, formadas por gas y polvo, comienzan a encogerse debido
a la atracción de su gravedad. Al disminuir su tamaño, la colosal nube se
fragmenta; y cada fragmento se vuelve tan caliente y denso, que se inicia dentro
de él una reacción nuclear. Cuando la temperatura alcanza diez millones de
grados, se ha convertido en una estrella.
Aisladas
de su entorno galáctico las nubes gaseosas gigantes colapsarían transformando
su materia en estrellas en menos de diez millones de años. No ha sucedido así. Transcurridos
diez mil millones de años desde el nacimiento de nuestra galaxia, pueden verse
todavía muchas estrellas jóvenes emergiendo de las nubes de donde nacieron. ¿Por
qué toda la materia no se ha transformado en estrellas? Inferimos que debe
existir una compleja interacción entre las nubes y el entorno galáctico que
regula el proceso de formación estelar. Las estrellas jóvenes proporcionan
energía a las nebulosas, las estrellas masivas y viejas, al morir, explotan
como supernovas que dejan cenizas de las que surgirán las futuras generaciones
de estrellas.
Curioso
lector cuando contemple el cielo de innumerables luces adornado sepa que, aunque
la mayoría de las estrellas visibles en la noche se formaron hace más de mil
millones de años, el proceso de creación de estrellas no ha cesado todavía.