“La
literatura es un arte traidor y su predio está lleno, lo que se dice cuajadito,
de cepos para los lobos de la retórica, trampas para los jabalíes de la
sintaxis y veneno para las alimañas menores y todas hambrientas, del
planteamiento, el nudo y el desenlace: la raposa, el lince, el gato garduño, la
jineta y demás desvalidas criaturas del monte”. Los biólogos han catalogado cuatro
mil cuatrocientas ochenta y siete especies de mamíferos vivientes. ¿Por qué Camilo
José Cela escoge éstas y no otras para estas reflexiones zoológico-literarias? Porque
en la región templada del planeta, donde moraba el eminente escritor, reside
esa fauna; y porque no todos los animales pueden vivir en el mismo clima: nadie
espera encontrar dromedarios en Siberia, leones en Andalucía o renos en el
Sahara. Muchos animales -un tigre, un oso polar o un hipopótamo- tienen un
hábitat propio y sólo en él pueden existir. Otros, en cambio, -el caballo, la
oveja, la cabra, el toro, el cerdo, el gato o el perro- parecen diseñados para
vivir en los diferentes climas: por ello son aptos para una aclimatación fácil;
les llamamos cosmopolitas. Pero no quería discutir de la biodiversidad, sino de
sus causas y una de ellas, es la existencia de diversos climas en nuestro
planeta. ¿Cuántos? El sagaz lector sabrá, sin duda, que la posición inclinada
del eje de rotación terrestre, causa las estaciones; ellas nos ayudan a determinar
el número de climas terrestres. Simplificando mucho, el viajero que se
dirigiese del polo al ecuador -además de notar que la temperatura media
aumenta- hallaría seis zonas climáticas sucesivas: comenzaría su andadura encontrando
sequía en todas las estaciones (clima polar), a continuación apreciaría humedad
durante todas las estaciones, después sequía en verano y humedad en invierno (clima
templado), más tarde sequía durante todas las estaciones (clima desértico), le
seguiría sequía en invierno y humedad en verano, por último, advertiría humedad
durante todas las estaciones (clima ecuatorial).
Quizá
el lector aventurero prefiera el viaje temporal al espacial y se pregunte ¿ha permanecido
el clima invariable desde que existe el planeta? En absoluto. Vivimos en una
glaciación desde hace quince millones de años: desde entonces la Antártida está
cubierta de hielo. Añadiría más, durante la mayor parte de la historia terrestre
no hubo hielo en los polos… por más que sorprenda al lector ingenuo.