Cocaína
y heroína, tabaco o alcohol: el coste en vidas, salud, delitos y baja
productividad de los adictos a las drogas ilegales o legales es inmenso. ¿Cómo
actúan estas sustancias? Nuevas técnicas para explorar el cerebro nos permiten saber
cómo las drogas afectan a la neuroquímica, primer paso para hallar tratamientos
farmacológicos contra la adicción; además, la investigación podría tener una aplicación
más amplia: descubrir nuevos aspectos de las enfermedades mentales.
Una
breve aclaración sobre la química del cerebro nos permitirá dilucidar el
funcionamiento de las drogas: los neurotransmisores son moléculas que, fabricadas por una neurona emisora, viajan a
través de la disolución acuosa que separa dos neuronas consecutivas, se unen con las
moléculas receptoras de la neurona diana y disparan los impulsos nerviosos. Pues
bien, los científicos han descubierto que los opiáceos (heroína, morfina), los
cannabinoides (marihuana) y la nicotina (tabaco) son moléculas similares a algunos
neurotransmisores del cerebro, y que la cocaína afecta a la actuación de la dopamina, otro neurotransmisor. En resumen, las drogas impiden
la comunicación normal entre neuronas.
Sabemos cómo actúan, pero ¿a qué se debe la adicción? Probablemente, a que la mayoría
de las drogas producen sensaciones placenteras; y lo hacen porque actúan sobre
el sistema mesolímbico (un circuito neuronal que comienza en el cerebro medio y
se conecta con el sistema límbico y la corteza prefrontal) que se asocia a una gratificación
emocional. Algunos expertos han propuesto que el
efecto placentero se debe a la dopamina; porque las neuronas que la
producen constituyen una parte significativa del circuito. El estudio de las
alteraciones que presentan las rutas neuronales en las que participa este singular
neurotransmisor podría proporcionarnos conocimientos inesperados: porque la dopamina quizá
intervenga en la esquizofrenia, una enfermedad mental implicada -se supone- en
la hiperactividad de las neuronas productoras de dopamina, y en la enfermedad
de Parkinson que se debe, en parte, a la pérdida de neuronas productoras de
dopamina. Por si fuera poco, algunas drogas pueden crear estados mentales muy
similares a ciertos trastornos mentales; hecho que significaría que las
perturbaciones neuronales asociadas al consumo de drogas y los trastornos
mentales podrían implicar procesos cerebrales similares; si se confirmara el
solapamiento entre enfermedad mental y drogadicción, los medicamentos
desarrollados para curar la adicción podrían emplearse en la terapéutica de las
enfermedades mentales.
No
cabe duda, nos esperan conocimientos apasionantes sobre nuestro cerebro.