sábado, 31 de marzo de 2012

Tintes textiles


La senda que va desde las primeras coloraciones de tejidos con pigmentos que proporcionaba la naturaleza, hasta la actual industria química ha sido apasionante. La alizarina, un colorante extraído de las raíces de unas plantas (Rubia), se halla en algunos vestidos del antiguo Egipto; durante siglos, este luminoso rojo se utilizó profusamente en el Oriente próximo, recuerde el lector viajero el característico color del fez turco o de los tapices asiáticos. Un antiguo tinte, extraído de un arbusto (Indigofera) llamado índigo o añil, se usó en las grandes civilizaciones antiguas, incluso coloreó el Tabernáculo hebreo. Sólo los ricos podían pagar el desorbitado precio de los tejidos teñidos con púrpura; se comprende el desmesurado valor porque para obtener un gramo y medio del colorante era necesario sacrificar doce mil moluscos marinos (murex). La cochinilla (un insecto) proporciona el carmín; hasta el siglo XIX, miles de individuos, trabajando en condiciones infrahumanas, producían este estimado tinte rojo en el antiguo imperio español de Méjico; la guerra de independencia, primero, y posteriormente los químicos, que crearon sustitutos baratos, arruinaron la industria.
Abandonados los tintes naturales, actualmente la tintura textil se hace, sobre todo, con colorantes artificiales, que han resuelto el problema de colorear fibras textiles tan disímiles como el algodón, la lana o el poliéster. William Perkin inició la historia en 1856 cuando, trabajando en un laboratorio, casualmente descubrió la mauveína (la anilina púrpura); este ingenioso joven renunció a su puesto, creó una empresa para explotar el descubrimiento del primer colorante industrial sintético… y se hizo rico; el malva de Perkin se volvió muy popular, quienes marcaban el estilo, la Emperatriz Eugenia de Francia o la Reina Victoria de Inglaterra, se exhibieron con vestidos coloreados con él: la moda ya no dependía de las materias primas naturales. El descubrimiento de la mauveína inició la demanda de nuevos tintes textiles, que impulsó la creación de los primeros laboratorios de investigación industrial; los descubrimientos químicos en colorantes no sólo cambiaron las modas, también ocasionaron la diversificación de la industria química que, a comienzos del siglo XX, ya fabricaba fármacos e insecticidas, y poco después, películas fotográficas, fertilizantes y explosivos.
Tal vez, al finalizar la lectura, el lector curioso, aún intrigado, se pregunte ¿qué son los colorantes textiles? Moléculas medianas –no suelen llegar al medio centenar de átomos-, capaces de proporcionar color a las fibras vegetales o animales -constituyentes del tejido- con las que se unen. Nada más; conocido su éxito, no es poco.

sábado, 24 de marzo de 2012

¿Existieron los gigantes?


Hermosísimas muchachas de larga cabellera y belleza turbadora que habitan en los árboles (Dríades), en los ríos (Náyades) o en los mares (Nereidas); la mayoría bondadosas, bailan y cantan la mayor parte del tiempo; viven durante siglos sin que el paso del tiempo afecte a su belleza, pero no son inmortales. Las ninfas están muy unidas a la naturaleza: si habitan en un árbol su habla parecerá el sonido del viento, si en el mar moran se confundirán con el sonido de las olas. Cada vez que Iris tiene que transportar un mensaje de los dioses a un mortal enciende un Arco en el cielo y cruza por el hasta encontrar a su destinatario. Las ninfas y los otros seres mitológicos son bellas ficciones poéticas que –mal que nos pese- no existen.
La ciencia comenzó su andadura en Grecia cuando los primeros sabios abandonaron los mitos y se plantearon una explicación racional del mundo. Nosotros continuamos el camino por ellos iniciado ¿Existe una explicación racional para los gigantes, grifos, centauros, cíclopes y otras criaturas fabulosas, o sólo se trata de productos de la imaginación popular? La última glaciación terminó hace unos once mil años; en este momento, la fauna de mamíferos terrestres grandes sufrió cambios importantes; en África y Asia las pérdidas fueron leves, pero en América se extinguieron entre el setenta y ochenta por ciento de las especies; las pérdidas no fueron tan graves en Europa: algunos animales, como el mamut, el rinoceronte lanudo o el ciervo gigante, se extinguieron, pero otros, como el caballo, el hipopótamo, el buey almizclero, la hiena o el antílope saiga, sólo vieron su distribución restringida a otras partes del mundo. Ya tenemos una primera explicación: los gigantes podrían deberse a una interpretación errónea de los huesos de grandes mamíferos, abundantes antaño en la cuenca mediterránea, extinguidos hogaño.
Un águila gigante, con plumas doradas, afilado pico y poderosas garras constituye la parte superior del grifo, otra criatura mitológica, cuya parte inferior la forma un león de pelaje amarillo, musculosas patas y cola. Los orígenes de la leyenda del grifo, guardián del oro, podrían hallarse en los buscadores del dorado metal. Estos aventureros hallaron numerosos fósiles de dinosaurios en los desiertos de Asia central. Los esqueletos de los dinosaurios pertenecientes a la familia Ceratopsidae, de boca en forma de pico, amplios huesos, cola larga y patas con pezuñas de varios dedos pueden haberse convertido, a falta de un referente real, en las criaturas mitológicas.

sábado, 17 de marzo de 2012

Volcanes extraterrestres de agua

Ni en Islandia, ni en Nueva Zelanda, ni siquiera en Yellowstone se hallan los campos de géiseres más grandes conocidos; hay que buscarlos fuera de la Tierra. Uno de los mayores espectáculos del sistema solar se halla en Encélado, la luna de Saturno, allí, el turista del futuro observará los más majestuosos géiseres de nuestro vecindario astronómico. Si se calienta una región, bajo la superficie helada de una luna de cualquiera de los cuatro planetas exteriores, el material calentado saldrá hacia arriba, y constituirá un cono por cuyas laderas caerá el hielo derretido; en resumen, se formará un volcán extraterrestre de hielo y agua (un criovolcán). Parece absurdo, ¿no? Sin embargo, fenómenos volcánicos protagonizados por el agua podrán contemplarse, además de en Encélado, probablemente en otras lunas: en Europa y Ganimedes de Júpiter, en Titán de Saturno, en Miranda de Urano y en Tritón de Neptuno.

Los geólogos estaban convencidos de que se necesitaban altas temperaturas para formar los volcanes: erraban, el requisito imprescindible es la diferencia térmica. A pesar de las bajas temperaturas (decenas de grados bajo cero) y de los diferentes materiales que los componen, la estructura de los criovolcanes es idéntica a la de los volcanes terrestres de roca derretida. En vez de lava, la erupción consiste en la emisión de agua (también de amoníaco y metano) en estado líquido o en estado de vapor, materiales que, tras la erupción, se solidifican debido a las bajas temperaturas superficiales del satélite; como lo hace la lava terrestre. En resumen, el agua líquida desempeña el papel de la lava (o del magma), mientras que el hielo representa el papel de la roca.

         ¿De donde procede la energía necesaria? Del calentamiento interno del satélite; probablemente debido a las fuerzas gravitatorias de marea, similares a las fuerzas lunares que influyen en las mareas terrestres; estas fuerzas generan una fricción en el hielo que engendra el calor suficiente para derretirlo y producir la erupción. En el caso de los astros más lejanos que Neptuno (como Quaoar) los geólogos desconocen la fuente de energía; y, a falta de otro candidato, proponen la radiactividad natural.

Por último, algunos biólogos especulan con que los criovolcanes podrían albergar vida (bacterias extraterrestres, no vegetales ni animales, por supuesto), igual que lo hacen las fuentes hidrotermales en las fosas marinas terrestres. Es tan bello soñar...

sábado, 10 de marzo de 2012

El espejo del alma

Comienzo con un consejo. Querido lector sociable aprende a descifrar los gestos de la cara: te será muy útil en las relaciones sociales. Con la expresión facial expresamos muchas emociones: la dilatación de las pupilas –por ejemplo- indica interés, y la frecuencia del parpadeo marca el grado de inquietud o tranquilidad; pero no olvides que el rostro no siempre es el espejo del alma. La mejor forma de ocultar una emoción consiste en colocar una máscara, y la mejor máscara es una emoción falsa, que actúa como camuflaje: la sonrisa es la más utilizada porque forma parte de los saludos convencionales, resulta agradable y se emplea en la mayoría de los intercambios sociales; además, los movimientos musculares son sencillos. Recela, las personas también sonríen cuando se sienten desdichadas.
El psicólogo Paul Ekman investigó la relación entre las emociones y la mímica facial; descubrió que las expresiones de la cara que manifiestan ira, repugnancia, miedo, alegría, tristeza y sorpresa (también hay evidencias de que el desprecio o desdén) no dependen de la cultura en la que nos hayamos criado, son universales. Más de mil expresiones faciales son anatómicamente posibles; pero sólo unas pocas poseen un sentido inequívoco; usando fotografías y sin recurrir a explicaciones escritas Ekman construyó un catálogo (Facial Action Coding System, FACS) de ellas; catálogo que emplea para entrenar a sus alumnos en el reconocimiento de las emociones, aunque el interlocutor trate de disimularlas. Persigue un objetivo: que un sujeto -vendedor, abogado, policía, juez, espía, actor o dibujante- distinga las diferentes expresiones faciales en la conversación cotidiana e identifique las emociones de su interlocutor. Nuestros pensamientos son totalmente privados; no sucede lo mismo con las emociones, su exteriorización ayuda a que los demás nos comprendan: desde un punto de vista biológico tiene lógica.

Una microexpresión es una breve -décimas de segundo- y casi involuntaria expresión facial, que abarca todo el semblante, que puede pasar desapercibida fácilmente y que aparece cuando uno trata de ocultar una emoción. Ekman demostró que pueden utilizarse para detectar las mentiras, porque, a diferencia de las expresiones faciales, pocos pueden fingir una microexpresión; no debe extrañarnos que en la actualidad el ilustre psicólogo dedique su talento a diseñar un detector visual de mentiras: no dudo de que si lo consigue, su venta le hará millonario.

sábado, 3 de marzo de 2012

Triclosán. Lectura no apta para aprensivos

   El escritor sabe que las peligrosísimas dioxinas aparecen en las combustiones a baja temperatura de los plásticos y son indeseados residuos de la industria química. Una docena, de los varios cientos de estos compuestos policlorados, están entre las sustancias más toxicas que se conocen: pocas millonésimas de gramo de la más letal, la TCDD, pueden matar a una rata, y otra de ellas es un componente del agente naranja, la mortífera arma química utilizada por Estados Unidos durante la guerra del Vietnam. Las dioxinas son compuestos poco biodegradables, que van acumulándose en los suelos, en los vegetales y en los animales, pueden penetrar en la cadena alimentaria y se encuentran en muchos lugares (a bajas concentraciones). No provocan efectos inmediatos en las personas expuestas a dosis muy bajas -de mil millonésimas o billonésimas de gramo por cada kilogramo-; pero preocupa a los médicos el efecto que pueden causar a largo plazo; porque en experimentos efectuados con animales han comprobado que dosis no mortales producen cáncer, defectos de nacimiento, reducción en la fertilidad y fallos del sistema inmunológico.

   Leía, con creciente preocupación, sobre el tema cuando tropecé con un producto de consumo diario que puede reaccionar con la luz, convirtiéndose en dioxina. El triclosán, que así se llama la sustancia, está presente en la mayoría de las pastas dentífricas, en desodorantes y en muchos productos cosméticos y jabones; cepillos de dientes, ropas, juguetes, lustradores para el piso, productos textiles, pinturas para paredes y un número creciente de productos contienen esta ubicua sustancia. ¿Ventajas? Es un potente agente desinfectante, bactericida y fungicida. No es poco.

   Desgraciadamente también presenta inconvenientes. Los expertos de la Agencia de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) se han alertado tan pronto notaron los efectos adversos que causa el triclosán en los animales. Un equipo de investigadores, encabezado por Nik Veldhoen, halló que el triclosán (a dosis bajas) actúa como un disruptor endocrino (altera el metabolismo de las hormonas tiroideas) en unas ranas; éste y otros experimentos han levantado sospechas fundadas de que pudiera tener el mismo efecto en los humanos. Tampoco está descartada la posibilidad de que desencadene resistencia de las bacterias a los antibióticos. En cualquier caso, reconocen que se requieren más estudios para determinar la magnitud del impacto de triclosán en la salud humana. A pesar de todo, se sigue usando un producto… cuya toxicidad no está descartada. Ignoro que pensará el escéptico lector, pero el escritor queda estupefacto.