sábado, 25 de septiembre de 2010

Clones, el futuro está llamando a la puerta


Se inauguró la era de la clonación artificial en el año 1996, cuando nació Dolly; desde entonces se han clonado varias especies animales; y todas las clonaciones se hicieron de la misma guisa: se extrae el núcleo de la célula del animal donante vivo, a continuación, se le coloca en un óvulo, que queda fertilizado, se implanta el embrión en el útero de una hembra receptora, y ¡hala!, ¡ya está! a esperar el parto.

Lee Byeong-Chun, quien creó el primer perro clónico en el año 2005, recibió un inusual encargo; su cliente, la policía surcoreana, quería conseguir animales clónicos de un perro rastreador excepcional de la raza labrador canadiense. Seis cachorros, clonados en 2007, ya comenzaron a trabajar en el principal aeropuerto de Seúl; el portavoz del departamento de aduanas aseguró que el primer equipo de perros policías clonados del mundo ayudará a controlar el tráfico de drogas. Los expertos saben que sólo el treinta por ciento de los perros alcanzan la eficacia de un perro policía rastreador; sin embargo, entre los perros clonados, el porcentaje alcanza el noventa, por lo que los animales clónicos abaratarán el coste de la lucha contra el narcotráfico.

No se queda atrás, en esta carrera futurista, Nisar Ahmad Wani; quien dirige un programa de clonación en Dubai que persigue preservar la raza de los camellos de carreras, y salvar la de los productores de leche. En el año 2009 obtuvo su primer éxito, modesto, pero que abre un futuro prometedor: creó la primera ternera clonada de camello; la nombró Injaz, hazaña, en árabe.

Hasta ahora la clonación se había logrado usando células de donantes vivos; los expertos creían que las células congeladas carecían de utilidad porque el hielo destruye el ADN que contienen. Erraban. Unos científicos japoneses crearon clones de ratones usando células que habían sido congeladas a veinte grados bajo cero durante dieciséis años. Se trata de los primeros animales clonados con células de donantes muertos. Los científicos, eufóricos, aseguran que la nueva técnica aumenta la posibilidad de recrear criaturas extintas. Al enterarme de esto recordé que se han descubierto en Siberia cuerpos congelados de mamuts con una antigüedad de cuarenta mil años. La pregunta que me hice a continuación es obvia: ¿Será posible clonar mamuts? Para evitar elucubraciones exageradas, los científicos nos advierten de lo obvio: que la falta de óvulos y úteros receptores de las especies adecuadas son los mayores problemas que tiene que afrontar esta técnica, si pretende recrear animales extintos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Divino debate

     En el primer cuarto del siglo XX se produjo una segunda revolución en la física: la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica cambiaron la ciencia; porque, si bien la primera teoría resultó revolucionaria, la segunda lo fue más todavía al oponerse al sentido común. Las discusiones sobre su interpretación comenzaron desde su formulación y aún continúan; tanto es así que, aunque todos los físicos la utilizan, no todos la interpretan de la misma manera. El punto álgido de la polémica ocurrió en el congreso Solvay, en Bruselas, en 1927; estaban los mejores físicos del momento Planck, Einstein, Bohr, Heisenberg, Schrodinger, Dirac, de Broglie, Pauli; sorprendentemente las discusiones más interesantes tuvieron lugar durante las comidas, en el hotel en el que estaban alojados los participantes; allí comenzó el magistral debate entre Niels Bohr y Albert Einstein; ambos llevaron el peso de la polémica sobre la interpretación de la mecánica cuántica. A Einstein no le satisfacía la falta de causalidad que contiene la mecánica cuántica y, constantemente, planteaba situaciones experimentales imaginarias, contradictorias con la teoría; en un primer momento Bohr quedaba angustiado, pero más adelante siempre encontraba la solución del problema.

     Reproduzco algunos retazos de las conversaciones, espero que para solaz del lector inteligente:

     - "Dios no juega a los dados", afirmaba Einstein.
     - "No es, ni puede ser, tarea nuestra ordenar a Dios como debe regir el mundo", le rebatía Bohr.
     - "El Señor es sutil, pero no malévolo", argumentaba Einstein.
     - "Einstein, deje de decirle a Dios el que tiene que hacer”, le refutaba Bohr.
     - “Señores, no les entiendo. Se puede ser agnóstico o ateo, aunque yo creo que sin un entusiasmo religioso por los conceptos científicos es imposible la ciencia. Se puede también concebir que Dios creara un mundo y unas leyes diametralmente distintas a las que nos gobiernan. Pero pensar que en cada instante Dios está jugando a los dados con todos los electrones del universo, eso, que quieren que les diga, me parece demasiado ateísmo”, objetaba Einstein.
     - “Le voy a devolver el cumplido casi en los mismos términos. Yo puedo imaginar un mundo donde un genio exterior a las cosas sea capaz de determinar su posición y su movimiento sin error alguno. Pero que nosotros podamos determinar el mundo que quiso crear Dios, causal o azaroso, eso, querido doctor, me parece excesiva presunción”, contestaba Bohr.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Creación cerebral de la mente


¿Cómo emerge la mente de la actividad del cerebro? Es la pregunta por antonomasia que tratan de contestar los científicos que se dedican a las neurociencias. Para algunos podría no haber respuesta, para otros ningún problema debe resistirse si se dispone de la teoría y técnica adecuadas. El estudio presenta dificultades ingentes porque, mientras el cerebro es una entidad exterior, la mente es subjetiva; sin embargo, el abismo que media entre los estados mentales y los fenómenos físicos podrá salvarse probablemente –creemos-, cuando la neurología nos proporcione tantos conocimientos como la psicología. No todos los científicos sostienen esta opinión, algunos continúan convencidos de que la conciencia no puede ser estudiada; entre unos y otros, por lo menos, hay un acuerdo común: la mente guarda relación con el cerebro y no con el corazón, como creía Aristóteles. ¡Menos mal!
El punto más enigmático consiste en la explicación de la conciencia; conciencia que puede adaptar múltiples formas, desde la experiencia del dolor hasta la percepción de uno mismo; hasta hace poco se consideraba un tema tabú, porque los científicos presumían que era demasiado esquivo para someterlo a la investigación experimental; y aunque algunos todavía sostienen la distinción entre alma y cuerpo, la mayoría cree que todas las propiedades de la mente, incluso su atributo más misterioso, la conciencia, depende del modo como funcionan grandes conjuntos neuronales. Así lo afirma Francis Crick: “nuestros gozos y nuestras penas, nuestros recuerdos y nuestras ambiciones, nuestro sentido de identidad personal y de libre albedrío, no son en realidad sino la conducta de vastos ensamblajes de neuronas”.
Otro investigador, Antonio Damasio, propone una hipótesis sugerente para explicar el yo; el propio cerebro contiene un medio físico para representar la estructura y el estado del conjunto del organismo: genera una película, como metáfora del conjunto de las diversas imágenes sensoriales. La conciencia –argumenta el profesor Damasio- sería parte de la película, y no algo ajeno a ella; y residiría, no sobra decirlo, en unos conjuntos concretos de neuronas. La mente, entonces, podría ser una propiedad emergente, similar a la luz láser o la superconductividad: el yo está en la película o no está, sin términos medios. 
Cuando comprendamos la mente humana, la concebiremos como el más complejo de los fenómenos biológicos de la naturaleza, y no como un misterio. Nuestros descendientes lo harán… espero.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Preguntas cosmológicas fundamentales

     Cualquier astrónomo aficionado sabe que muchos aspectos esenciales de la cosmología permanecen ignorados. ¿Cuáles pueden resolverse mediante los instrumentos astronómicos actuales? Los científicos de la Agencia Espacial Europea y del Observatorio Europeo Austral acordaron crear un grupo con la misión de evaluar este problema; en el 2006 el equipo seleccionado publicó un informe en el que planteaba cinco preguntas cosmológicas fundamentales, susceptibles de ser resueltas por vía experimental.

     Al comienzo del universo había tantas partículas como antipartículas, no sucede lo mismo hoy; hay varios miles de millones de fotones de radiación por cada partícula de materia (electrón y protón) y casi no hay antielectrones ni antiprotones. Primera pregunta: ¿Cómo surgió la asimetría entre la materia y la antimateria?

     Conocemos la densidad de la materia oscura, e ignoramos sus componentes, aunque disponemos de argumentos para descartar los neutrinos y también los objetos compactos e invisibles, como las enanas blancas, las estrellas de neutrones y los agujeros negros. Segunda pregunta: ¿De qué se compone, pues, la materia oscura?

     El hallazgo de que el vacío tiene una densidad de energía es el resultado experimental más difícil de entender en la cosmología; un físico puede calcular la densidad de energía del vacío y un cosmólogo medirla; el problema consiste en que el valor calculado es un diez seguido de ciento veinte ceros superior al valor medido: la peor estimación de la historia de la física. Tercera pregunta: ¿Qué es, entonces, la energía oscura?

     Los físicos suponen que un instante después del Big-Bang, el cosmos se dilató un factor gigantesco antes de comenzar su expansión normal; esta idea explica numerosas características del universo, pero falta una prueba que la confirme y, por si fuera poco, existen varios modelos explicativos. Cuarta pregunta: ¿Comenzó nuestro universo con una inflación?

     Y por último, ignoramos si las leyes físicas son idénticas en cualquier lugar del universo e inmutables durante todo el tiempo. Quinta pregunta: ¿Las constantes fundamentales de la naturaleza permanecen invariables?

     Ahora, en el siglo XXI, escudriñan el cielo telescopios que, además de luz visible, captan ondas de radio, microondas, infrarrojos, ultravioleta, rayos X y rayos gamma; no me olvido de los detectores de rayos cósmicos, ni de los detectores de neutrinos y de ondas gravitatorias que se están construyendo, tampoco que los instrumentos astronómicos unas veces se colocan en la superficie terrestre y otras en satélites. ¿Cuándo nos proporcionarán las respuestas?