Me ha
sorprendido sobremanera saber que la traducción al inglés de “El Oráculo manual
y arte de prudencia”, escrito por Baltasar Gracián en 1647, vendió a finales
del siglo XX más de ciento cincuenta mil ejemplares; diré más, en 1992,
permaneció dieciocho semanas en la lista de los más vendidos elaborada por el
Washington Post. ¿Su mérito? El libro ofrece normas para guiarse en la sociedad
y consejos para ejercitar la prudencia, de cuya falta, como podrá comprobar el
lector paciente, me voy a lamentar.
Hay
veces que la lectura de una revista científica puede poner los pelos de
punta. Eso me sucedió cuando, ojeando un artículo publicado en el año
2006, me encontré con unas inquietantes afirmaciones. Transcribo literalmente
el comentario de Alexander Glaser y Frank von Hippel “resulta verosímil que
unos suicidas penetraran en un depósito de UAE [uranio altamente enriquecido],
construyesen un ingenio nuclear improvisado y lo detonasen antes de que
reaccionara el personal de seguridad”; afirmación que resultaría alarmante si
fuera verdad, pero debe serlo porque uno de los autores, ex Subdirector de
Seguridad Nacional en la Oficina de Política Científica y Técnica de la Casa
Blanca (EEUU), cabe suponer que esté muy bien informado.
¿Qué es
el UAE? ¿Dónde se encuentra y para qué se usa tan peligrosa sustancia? Aclaro,
antes de continuar, que el uranio que se extrae de la mina está formado por una
mezcla de átomos ligeramente diferentes (técnicamente llamados isótopos). Pues
bien, el UAE es uranio cuyo contenido en el isótopo apellidado doscientos
treinta y cinco -el que es capaz de producir la explosión nuclear- se ha
concentrado hasta alcanzar o superar el veinte por ciento; se emplea el UAE
como combustible de unos ciento cuarenta reactores nucleares de investigación
civil, o también para producir los isótopos radiactivos usados en medicina.
Existe un centenar de almacenes, instalaciones civiles, dispersos por el mundo
que guardan más de cincuenta mil kilos de UAE; y me aterra, porque sé que, con
unos cien kilos de este producto, los terroristas serían capaces de construir y
detonar con relativa facilidad un arma atómica eficaz, por muy rudimentaria que
fuese. El artículo acaba de manera alarmante “En cosa de cinco a ocho años desaparecería
del mundo todo el UAE civil. El retraso en llevar esa tarea a su fin sólo sirve
para que unos eventuales terroristas nucleares en ciernes cuenten con más
tiempo a su favor.” Aún no me he repuesto del susto.